¿Existe un interruptor para la mente?

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Seguramente hemos escuchado muchas veces y de distintas fuentes que sólo nosotros somos dueños de nuestros pensamientos y sentimientos, que sólo nosotros podemos elegir como sentirnos ante cualquier situación, que nadie puede influenciar nuestra manera de sentir si no lo permitimos. Esa es la teoría y ese es el tema que quiero compartir con Uds. El día de hoy, ¿existe un interruptor capaz de desconectar nuestras emociones de lo que hagan, digan o expresen los demás?

Salgo a la oficina manejando temprano en la mañana con el tráfico infernal de esta ciudad y lo que pintaba como un día tranquilo se transforma cuando un desconocido de otro vehículo me insulta desde su carro con gestos obscenos. Tengo dos opciones:

  1. Le respondo y me enfrasco en una discusión que probablemente no me va a llevar a ningún lado,
  2. Lo dejo ir con la certeza de que nada de lo que haga o diga esa otra persona debe ni puede afectarme

En teoría la respuesta es simple. Esa teoría dice que nadie puede entristecerte, enojarte, herirte, molestarte, si no lo permites; que tú eres el único dueño de tus pensamientos y sentimientos y que es tu decisión sentirte bien o mal por las acciones de los demás.  Claro que nos duelen los problemas de los que amamos, que sufrimos con el dolor de nuestros familiares o amigos, que nos pega el desamor, pero esto es diferente, se trata de cuán blindados estamos ante las acciones de los demás que tienden a desestabilizarnos.

Hay días en los que nos levantamos sin ganas de hacer nada, deprimidos, tristes, inconformes, cansados, desesperanzados y con la motivación en el piso. Esos por lo general son días largos en los que a cada minuto parece hacerse más profundo el hueco en el que estamos. De pronto alguien nos obsequia una sonrisa, o una taza de café, o un abrazo de esos que se sienten en las costillas y en el alma. Tenemos dos opciones

  1. Respiro, me lleno de alegría y me dejo llevar por esa buena vibra que me están transmitiendo,
  2. Sigo empecinado en no salir de mi sótano y me quedo impermeable a la buena energía.

En teoría la respuesta es simple; a veces una sonrisa o un abrazo o un mensaje en el celular nos cambian la vida y nos animan.  ¿Pero con qué frecuencia cambiamos de estado? ¿Qué tan predispuestos estamos a hacerlo?

Mi teoría es que es más difícil recibir acciones positivas y dejar que estas nos cambien, en otras palabras pienso que es más fácil dejar que las acciones de los demás influyan de manera negativa en nosotros. El punto es que yo soy el único que puede decidir cómo sentirme ante cualquier situación externa, en mi mente está el poder de escoger si dejo que esos efectos externos permeen o no a mi interior. En mí está el poder de cambiar mi día, de reorganizar mis prioridades, de sacudir mi mente y volver al camino. ¿Complicado? ¡Obviamente! Pero nadie dijo que fuera fácil.

¿Qué necesito? Mucha confianza en mí mismo, mucho amor propio, conocerme muy bien para entender que soy la persona ideal para tomar la mejor decisión sobre mi vida, además trato de analizar la situación usando tres conceptos fundamentales:

  1. ¿Le hago daño a alguien con mis acciones?
  2. ¿Me hago daño a mí mismo?
  3. ¿Están alineadas mis acciones con mi plan de vida y la búsqueda de mis pasiones?

Si mis acciones están en sintonía con estos tres principios, puedo entonces tomar todo lo externo filtrar lo negativo, alimentarme de lo positivo y seguir adelante. Don Quijote decía: ¨Sancho, los perros ladran, es señal de que nos movemos.¨ Siempre van a hablar de nosotros, siempre vamos a estar expuestos a situaciones o comentarios que nos afecten, pero es nuestra decisión dejar ir lo malo sin que nos haga daño.

Hace un par de años, le discutía a una amiga su pasividad ante los repetidos comentarios ofensivos de una de sus amigas a sus espaldas e incluso soslayados en charlas directas.

-No puede ser que después de todo lo que hiciste por ella, hoy esa persona hable de ti de esa forma, le recriminaba yo con enojo

-No importa, me respondía. Nada de lo que ella dice es cierto, ¿por qué tengo que dignificar sus comentarios con una respuesta? Mis verdaderos amigos como tú que me conocen de verdad saben que yo no haría algo como eso. En cualquier caso, sólo a Uds. Podría darles una explicación.

Su respuesta en ese momento no me dejó del todo satisfecho, ¡yo quería una guerra frontal! Pero si me impresionó su tranquilidad y su capacidad para despreocuparse y restarle importancia a lo que no lo tiene. La admiré y la admiro por su solidez y su confianza en sí misma y aprendí de ella que nuestra verdad  siempre va a ser puesta en duda, pero que es nuestra decisión responder o no a cualquier comentario. No podemos hacer felices a todos los demás pero si podemos buscar con determinación ser felices nosotros mismos.

Mi maestra de ZhiNeng QiGong (ya hablaré en otra entrada de esta excelente práctica) siempre me ha dicho que en nosotros está la fuerza, la inteligencia y el valor para afrontar cualquier reto, que sólo se necesita trabajo duro y mucha confianza en sí mismo. Yo estoy totalmente de acuerdo y siento que entre más trabajemos en nosotros mismos, más blindados estaremos antes los efectos externos y mejor será nuestra capacidad de decidir que puede y que no puede afectarnos.

¿Qué piensan Uds.?

¿Somos los únicos responsables por cómo nos sentimos?

Feliz semana y todo lo mejor,

Luis

8 comentarios sobre “¿Existe un interruptor para la mente?

  1. Cada persona tiene diferente información y entiende de acuerdo a sus vivencias, asi que cada quien sabrá que recibe, si reaccionamos lo estamos recibiendo y aceptando, elevar nuestros sentimientos sería de mayor beneficio, ir mas allá.

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      1. Interruptor ? Uy no se, creo que se necesita mucho para llegar allá ! Admiro mucho a las personas que trabajan y se esfuerzan por lograr cosas como estas, pero yo que soy absolutamente fiel a mis emociones se que me sería sumamente difícil llegar a dominar eso a la perfección, al menos en cada situación. Sin embargo, creo tener algo de ese blindaje del que hablas pero lo adquirí con el paso del tiempo, a medida que fui viviendo y me pasaron cosas realmente trascendentales, pienso que cuando has vivido cosas así, la relevancia que le permites tener a las reacciones de las personas que no son determinantes en tu vida, cambia totalmente… pierde el sentido el desgastarse en muchas cosas y así; cuando pasa algo supuestamente «malo» en un rápido comparativo interno te das cuenta que realmente no lo es tanto; y necesariamente te vuelves selectivo en cuanto a lo que dejas que te afecte.

        y aunque también tengo esos días en que me levanto con déficit de buen ánimo; considero que si soy perceptiva ante lo positivo, lo recibo y me dejo contagiar; obvio hay seres que tienen muchísimo más poder sobre mi bienestar y pueden alegrarme la vida solo por aparecer; pero igual soy agradecida con todas las personas y sus buenos gestos. Sé del poder de la buena energía y por eso también trato de tenerlos con los demás.

        Igual pensar así no hace que no reaccione mal ante muchas cosas que son totalmente irrelevantes. En el ejemplo que diste de ir a volante con estrés por el tráfico me vi totalmente identificada. Yo aunque por lo general no soy mal geniada, si soy una de esas locas que insulta y hace gestos obscenos aveces. Pero no puedes negar que es casi un placer lanzar un improperio a un desconocido inconsciente que se te atraviesa mal o que comete alguna estupidez que nos deja trancados a todos; Aunque soy consciente que está mal y no vale la pena, tengo que confesar que para mí no hay nada más liberador que hacerle saber mi opinión sobre su acción. Lo bueno es que creo que tengo una particularidad positiva; y es que ese tipo de situaciones tienen un efecto muy corto en mi, vivo esa emoción del momento pero se me pasa realmente muy rápido; en el caso del carro en la siguiente cuadra me estoy riendo de eso, cantando la siguiente canción o ya he cambiado radicalmente de pensamientos.

        Según yo manejamos niveles de tolerancia con los demás que varían de como estemos internamente con lo fundamental (eso puede variar para cada quien) lo digo porque si yo me siento feliz tiendo por naturaleza a ignorar todas esas actitudes o reacciones negativas de los demás; creo que no hay absolutamente nada extra que pueda afectarme significativamente, pero si algo en lo importante está fallando, puedo ser incluso la que provoca esas situaciones. Como sea no creo hacer nada grave, pienso que no hay que darle un alcance mayor de el que tienen estas cosas; hay que entender que las personas no hacemos las cosas con el propósito de incomodar o lastimar a los demás.

        En cuanto a lo otro, lamentablemente si lo he vivido, creo que independientemente de lo buenos o malos que seamos, nadie se salva. Me pasa por ejemplo que algunas personas se hacen aveces ideas de mi por mi personalidad extrovertida, mi forma de ser usualmente descomplicada y mi actitud alegre; eso aunque suena bien, la verdad es que no le cae bien a todo el mundo y algunos tienden a mal interpretarlo. Y eso no está mal, cada quien tiene el derecho de pensar lo que quiera; como yo lo veo eso es más un problema de ellos si les incomoda, hay una realidad y es que el concepto que cada quien se hace de una persona depende más de lo que piensa, la forma de entender, la capacidad de aceptar las diferencias y lo que carga en su cabeza esa persona que de lo que diga o haga realmente la otra. Y no se tiene control sobre eso. Respeto la opinión de los demás y no me preocupo realmente por eso, El tema jarto es cuando van más allá y empiezan a hablar lo que no es; pero creo con certeza que le hace más daño a la persona que inventa algo falso que realmente a mí que se que es mentira. Así que si me pasa, mas allá del mal momento por saberlo, no me amargo ni enfrento, no lo olvido pero tampoco me guardo ningún resentimiento; por lo general dejo que cada quien lidie con su conciencia respecto a lo que dice y hace, como sea a nadie más que a nosotros mismos nos pesan nuestros malos actos.

        Afortunadamente no es algo que me pase con frecuencia, realmente casi nunca; siempre he pensado que esas cosas dependen mucho de uno y son muy recíprocas así que manejo reglas simples, procuro no involucrarme en la vida personal de nadie (que no me lo pida) no opino sobre asuntos complicados de alguien con nadie que no confíe ciegamente (3 personas y sin embargo solo con una hablo de todo), como sea me cuido de los comentarios que hago, no permito bajo ninguna circunstancia que delante mío se diga nada negativo de la gente que quiero y trato de no rodearme de personas que les guste el chisme porque estoy convencida de que quien habla mal de otra persona a sus espaldas, con seguridad va a hacer lo mismo conmigo.

        Pero concuerdo contigo cien por ciento, en situaciones como esas existen varios caminos y depende solo de uno tomar el más sano. Así que lo que hago es entender que la persona que hace algo como eso pues tendrá sus motivos, pero como en realidad no aporta nada positivo para mí, lo mejor es alejarme y lo hago para siempre.

        Considero que no lo estoy haciendo tan mal, me gusta mi forma de ser y mis reacciones aunque aveces sean exageradas, no soy partidaria de sobre pensar cada acto, y no me gustaría ser pasiva y súper controlada todo el tiempo, siento que no sería autentica, y perdería pasión. Supongo que es parte de como vivo mi vida. Sé que tengo muchas cosas por cambiar para ser mejor persona, pero si soy sincera, no siento necesidad de cambiar esto.

        Me gusta mucho tu forma de escribir ! Siempre espero los viernes …

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      2. Hola Mía.
        Me gusta lo que dices que las experiencias trascendentales lo cambian a uno y lo hacen mejor También el análisis que haces de ti misma y esa confianza siempre será positiva. Muchas gracias por tus comentarios y te deseo lo mejor en el camino, vas por buen curso

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  2. Todas somos responsables hasta donde dejamos llegar los malos pensamientos de las demás personas, esas que solo buscan ofendernos o desestabilizarnos, estoy completamente de acuerdo contigo que en nosotros está la fuerza, la inteligencia y el valor para afrontar cualquier reto, pero también considero que para llegar a ese estado hay que trabajar mucho y haber pasado por muchas experiencias que te pongan al límite con tus emociones. Es muy fácil encontrar personas que lo dicen, que lo comparten, pero también hay muy pocas que lo practican. El reto es ese, tener nuestro interruptor para poder bloquear esos pensamientos nocivos y «blindarnos» de personas tóxicas, sería genial llegar a ese estado. Por mi parte sigo trabajando en ello, se que no es fácil pero lo intento cada día.

    Felicidades por tu blog, me ha gustado todos los temas que has tocado. ¡Un abrazo!

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    1. Hola Anabel!
      Me gusta mucho que hayas decidido dejar tus comentarios, gracias por tus palabras!

      Me encanta la frase de «llegar al límite con tus emociones» es una forma de conocernos y saber cómo podemos reaccionar.

      Sé que se dice fácil y no quiero sonar a que domino mis interruptores, pero trabajo constantemente en apagar el ruido externo y escucharme y buscar lo positivo en los que me rodean.
      Muchas gracias de nuevo y bienvenida!
      Luis

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  3. ¿Somos los únicos responsables por cómo nos sentimos?

    En mi vida he tenido que vivir situaciones con personas que en algún momento me han desgastado la energía y de que manera, me han hecho enfadar, me han decepcionado, hasta el grado de no poder dormir, de querer alejarme de todos, lamentablemente les entregue el poder para que robaran mi paz. Pero tenía que hacer algo, y debía ser urgente, no es agradable estar en esa situación.

    Buscando una respuesta que me ayudara a no seguir sintiéndome así encontré libros, en los que todos coinciden con que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz. Nadie tiene la capacidad a menos que lo permitamos y le entreguemos el control de nuestra vida. Ahora estoy aprendiendo que no debo pensar que si alguien me lastima, me hace sufrir o controla mi vida, debo tener claro que no es él, no es ella… soy yo quien lo está permitiendo y solo en mis manos está el control para permitirlo o no.

    Muchas veces sufrimos al tratar de responder preguntas que vienen a nuestra mente como: ¿Por qué no me llama? ¿Por qué actúa así? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que más me molesta?¿Por qué se empeña en hacerme sufrir?

    Y no nos ponemos a pensar que las personas que nos hacen daño continúan como si nada, continúan sus vidas como si nada hubiera pasado, algunas ni se enteran de todo el drama que creas en tu mente.

    Por ahí alguien dijo que no debemos ceder el poder a alguien de hacernos sentir mal, porque terminamos convertidos en títeres de sus pensamientos y acciones, y eso es muy cierto.

    Tengo muy claro que aunque uno trate no siempre es posible eliminar a esas personas de tu vida, pero cuando comienzas a enfocarte en las cosas más positivas y realizar actividades apasionantes, las actitudes de los demás dejan de afectarte.

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    1. Tarea difícil pero definitivamente necesaria. Conseguir filtrar esa mala vibra es clave para estar en paz y que nadie te la robe. A veces no entendemos a los demás y el porqué de sus actos Y nos quedamos en lo malo, cuando estamos a tan sólo unas palabras de solucionar todo.
      Los libros son una fuente valiosa de ejemplos de vida, sigue trabajando con ellos
      Gracias
      Luis

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