Época de cierres y resoluciones.

El reloj parece acelerar su paso en un vertiginoso recorrido hacia el fin de año; Los balances, las memorias, los asuntos pendientes se agolpan en nuestra mente tratando de ponerse al día en una sesión extraordinaria justo antes de trazar las nuevas metas. Está en nuestra naturaleza: el cambio es inherente a nuestra esencia, nuestra mente está preparada para él y las últimas horas del calendario sugieren una oportunidad apropiada para hacerlo.  Si bien es cierto que   ¨cualquier día puede representar un nuevo ciclo mientras haya un propósito de cambio¨ -cómo escribiría acertadamente  alguien muy cercano a mí hace unos días- la atmosfera cargada de nostalgia y necesidad de cierres que viene con el final de Diciembre nos predispone e incita a ello.

Para mí 2016 fue un año valioso, definitivo y lleno de altibajos; en mi trabajo expuse mi cuerpo y mi mente a niveles de presión que nunca antes enfrenté, físicamente soporté el cansancio de viajes pesados e interminables y mentalmente viajé en una montaña rusa frenética en la que tuve que ponerme a prueba una y otra vez. Con esta combinación de factores dejé de hacer algunas cosas que son vitales en mi vida diaria como  correr en las mañanas; eso le quitó ese espacio a mi mente que usa para purgarse de los demonios y tirar sus cables a tierra. Sin embargo fue valioso, tomé decisiones importantes y con ellas renové sueños y catalicé la persecución de una de mis pasiones dejadas de lado por mucho tiempo.

Fue un año en el que no cumplí lo que me prometí a mí mismo y en el que quedaron temas pendientes, sobre todo en la parte emocional; son temas sobre los cuales mi mente aún delibera sin llegar a una conclusión; fue un año de trabajo arduo en todo sentido. Procuré llenarme de experiencias, viví de cerca emociones que me apasionan en su máxima expresión, llevé mi mente a fronteras inexploradas, me alimenté con meditaciones profundas rodeado de árboles centenarios y me quedó espacio para encontrarme con la ciudad donde nací, tarea que me debía desde hace mucho tiempo.

A un par de días de cerrar este año y empezar uno nuevo, también es momento de hacer planes, de plantearse objetivos. Trazarse objetivos es vital porque ellos le dan el norte a nuestra mente, nos ayudan a priorizar, a enfocar esfuerzos y a definir nuestras acciones. Sin una estrategia apropiada nos dedicamos a divagar por el tiempo, a navegar en alta mar sin tener claro si sólo viajamos en círculos.

Para hacerlo el primer paso es definir qué queremos, esto es el qué. Se trata de bosquejar una visión general de nuestras prioridades: cuidar mi salud, mejorar mis finanzas, cambiar de trabajo o consolidar un proyecto, son algunos ejemplos de cosas que queremos, vistas desde los treinta mil pies de altura. Después debemos definir una estrategia, esto es el cómo. Cada acción que definamos más adelante deberá estar alineada con nuestra estrategia, cada paso que demos deberá responder a un principio superior de manera que aún sin pensarlo demasiado,  estemos en cada meta lograda acercándonos más a nuestros objetivos.

El paso final es justamente definir las acciones; estas deben ser específicas delimitadas en tiempo y deben tener un propósito claro. Con cada acción se sube un escalón y con cada piso escalado nos acercamos más a nuestro objetivo y con ellos a la meta final. Como Eckermann escribió hace unos años: ¨que cada paso sea una meta sin que deje de ser un paso¨.

Mis objetivos ya están definidos, y si aún no tienen los suyos todavía tienen tiempo de trabajar en ellos. No hay nada pequeño o muy grande que no pueda ir en la lista y lo mejor es que van a ver que la mente trabaja de manera integral y que en el proceso de cumplir sus metas, todo se alinea para que lo logren, cada célula del cuerpo se avoca al objetivo común y hasta los demás se unirán en la carrera por hacer que lo consigan.

Quiero compartir con Uds. Una pequeña historia personal sobre objetivos y resoluciones. Hace seis años empecé a correr y hace cuatro decidí hacer mi primera media maratón, un reto importante para alguien que encontraba inmensamente aburrido pasar siquiera quince minutos de su vida corriendo, sin contar el exceso de peso. Durante cuatro meses me preparé cada día encontrándome con mi despertador cuando el sol aún no salía, con lluvia, sol o viento nunca falté a una práctica, quité algunas cosas inservibles de mi dieta, reduje mis salidas de fin de semana y brindé menos con Malbec. Al comienzo la cama parecía no querer dejar que me pusiera de pie y una vez arriba, mi propia mente me jugaba sucio para que no fuera, para que descansara un poco más, para que me diera un tiempo libre. Sin embargo a medida que pasaban los días y mi propia mente creaba hábitos, se hacía más fácil levantarme, vestirme y empezar a correr: se hacía parte de mi rutina, ¡divertido! Esa es la belleza de los hábitos. El día de la carrera llegó y yo estaba listo, tenía el estómago revuelto y el temblor en las piernas del que sabe lo que le espera, pero tenía la determinación mental forjada por días de trabajo duro en mi voluntad. Dos horas más tarde, con un grito que saliera del propio centro de mi cuerpo, crucé la meta después de algo más de veintiún kilómetros. Exhausto, satisfecho pero vencedor de mis propios temores.

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Para mí fue una experiencia enriquecedora. Me permitió reforzar mi confianza y aprender que todo es posible. Por eso trazarse objetivos es crucial, algunos de ellos podrán atemorizarte pero eso no implica que no debamos hacerlo. Lo importante es seguir evolucionando, creciendo, arreglando lo que haga falta y haciendo mejores versiones de nosotros mismos. Justamente hace poco leí varios mensajes de algunos de Uds. Que decían que la acción cura el miedo o que si tenemos temor de hacer algo, lo hiciéramos temerosos pero igual lo hiciéramos. Me pareció importante compartirlos porque lo peor que puede pasarnos es quedarnos estáticos; no nacimos para eso, nuestra mente está hecha para mudar, para crecer, para mejorar.

No importa si el cambio nos intriga y nos intimida, la adrenalina viene justamente de las alarmas del cuerpo, no importa si el reto se ve monumental, en pequeños objetivos cualquier meta es virtualmente alcanzable. Así que anímense, escriban sus resoluciones, compártanlas, evalúen cada tanto su progreso y tomen acción, pero actúen. Estructuren sus deseos, la mente hará el resto.

Espero que hayan tenido un maravilloso 2016 y que en el próximo año se den a sí mismos y a los que aman, ¡todo lo mejor!

Luis

6 comentarios sobre “Época de cierres y resoluciones.

  1. Es verdad ! Es inevitable que la fecha de fin de año se sienta como un plazo para hacer cambios, querer dejar atrás lo malo y empezar a pensar en hacer las cosas mejor, de allí que por lo general terminemos auto evaluándonos y tomando resoluciones… La cosa es que días después para la mayoría de nosotros, se pierde ese efecto y parece que todo vuelve a ser igual. Sin embargo, independientemente de que los propósitos de cambio sean duraderos o no; opino que es bueno tener ese momento de reflexión.

    Te felicito por tu determinación y tus logros! Se nota que eres una persona comprometida y luchadora; esas son cualidades de admirar. Seguro conseguirás lo que te propusiste para este año, por mi parte te envío mi mejor energía para que sea así!

    Las metas son básicas! para mí es el paso siguiente a los sueños y soñar es el camino en donde la mente nos permite ilusionarnos y darle vía libre a lo que deseamos; es una forma de visualizar lo que queremos para nuestra vida y un impulso para movernos a hacer algo que nos lleve en esa vía. Y si, también soy de las que piensa que si de verdad queremos algo, nos orientamos hacia allá y trabajamos duro para lograrlo, conseguiremos lo que sea que nos propongamos. Lo único es que hay que ser cuidadoso en que esos objetivos que nos trazamos dependan esencialmente de uno mismo, se puedan cumplir en un tiempo finito determinado previamente y sobretodo sean «aterrizados» no digo esto para ponerle límites a las metas, sino porque estas deben ser coherentes con lo que somos y vivimos, porque si queremos llegar a una cima debemos asegurarnos de poder sobrevivir todas las alturas; primero fijarnos en tener lo necesario para llegar a los primeros peldaños y luego los siguientes, y así ir subiendo poco a poco; con esto evitaremos frustraciones que hagan que se pierda la motivación y terminemos rindiéndonos por habernos metido en algo en lo que no teníamos la mínima oportunidad; debemos tener en cuenta que todo tiene un proceso en el cual nada es regalado y que todo toma su tiempo y esfuerzo.

    Mi 2016 también fue un poco retador ! Creo que de una u otra forma termina siendo así para todos en uno o más aspectos de nuestra vida. Me pasaron varias cosas; con algunas aprendí, con otras parece que aún no. Logré cumplir parte de lo que me propuse, sobretodo tengo que destacar que siento que fue el comienzo de algo que deseo y sueño (me subí a mi primer peldaño ) en otros aspectos obtuve muchas satisfacciones y también me faltaron un montón de cosas por conseguir. Igual lo cerré con un balance positivo y tengo que verlo así, porque tengo una vida con un montón de motivos por los cuales agradecer, donde tengo que resaltar que no tengo ninguna necesidad en lo fundamental, tengo salud y los que amo también, y no me pasó nada trágico. Como sea espero que este sea mejor. Y voy a dar todo de mí porque así sea; ya veremos…

    Me gustó ver una cara detrás de las palabras…

    Feliz 2017 para ti y todos los tuyos !
    Que sigas corriendo…

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    1. Mía, gracias de nuevo por tus comentarios Y tu buena vibra. En el camino a lo que queremos siempre existirán retos y frustraciones, no sé si algo fácil se siente tan satisfactorio como algo que nos cuesta, cuando el reto es grande la satisfacción es mayor; sin embargo tienes razón en que hay que tener los pies sobre la tierra e ir paso a paso, los reconocimientos hacen efectos positivos en nuestro o proceso. Mucha energía positiva para tus metas y que cumplas todas
      Feliz 2017

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  2. El año 2016 fue un año muy especial, lleno de cambios, emociones, desafíos, logros, crecimiento personal y sorpresas. Sin duda estoy muy feliz porque ha sido de los mejores que he tenido en mucho tiempo. En la primera mitad del año solo quería salir corriendo de la situación en que me encontraba, pero luego de que ya llego la culminación del estudio, meta alcanzada, todo mejoró notablemente empezó a brillar para mí la oportunidad de tener un mejor momento, luego mi cuerpo pidió cambio físico y mental, es allí donde todo cambia me enfoque en lo que quería y con disciplina, dando resultados muy gratificantes y es lo que me tiene motivada a seguir e imponerme cada vez nuevos retos, al final de año pude verdaderamente aceptar que he cambiado y que soy una persona nueva y que tengo ahora muchos más propósitos, metas y objetivos que cumplir y que a diferencia de otros años con más entusiasmo y con la convicción que los consiguiere realizar.

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