Él.
Es la 1:30 de la madrugada y te extraño. Te busco en un rincón de la memoria, la misma que está repleta de miedos, deseo, dolor y una que otra sonrisa; te encuentro cómo la última vez, cómo si hubiera sido ayer, sólo que no puedo decirte que estoy del todo bien como ese día.
En la madrugada te extraño y te amo más que nunca y los kilómetros se hacen tan largos que alejan las almas y parecen estirar sin fin nuestra distancia acordada.
El sol aún no sale y aunque sé que lo hará, la noche parece adueñarse del último aliento de esperanza. ¿Por qué no me llamas para no contestarte?
Ella.
Al fondo las guitarras de mi música favorita y en mi mente tú; no puedo evitar recordar que hay miedos que nacen del fondo del corazón y que crecen haciéndonos daño e hiriéndonos desde adentro.
Ahí está la música con sus guitarras y su nostalgia mientras yo sigo aquí con mi soledad y mis recuerdos. Segundo a segundo voy dejando los últimos pedazos del amor, que aún vivo, se resiste a que yo lo olvide definitivamente. La madrugada es la única asistente a este que parece ser el último de los actos de nuestra historia.
Él
Me decidí a escribirte porque parece que no voy a tener otra oportunidad para hablarte y hoy mi corazón quiere hacerlo. Sé que me he equivocado y que cuando eso sucede todas las cosas buenas que hago desaparecen; porque siento que todos mis esfuerzos son como granos de arena que se van con el viento sin quedarse demasiado, en cambio mis errores son como olas gigantescas que destruyen todo a su paso.
Me he convencido con el tiempo de que eres mi posibilidad, mi reto, mi expectativa y mi deseo. No sé decirte entonces qué sucede en los momentos en que mi retorcida mente me traiciona y todas las esencias malignas se escapan de la botella; la misma que creí olvidada y refundida, la que contiene al Mr. Hyde de mi mente.
Volver a ti se me ha convertido en una obsesión, un camino basado en la esperanza de haber puesto tantos granos de arena que haya una playa infinita que me deje llegar hasta donde estás y no volver a irme.
Ella.
Y pensar que soy la misma, la que lloró cuando no pudo más mientras te ibas o la que amaneció a tu lado esperando una mirada que nunca llegó. Pareciera ser otra, porque aunque todo a mi alrededor me recuerda cuanto te amaba y cómo cada poro de mi cuerpo te extrañaba, no existe nada de eso en mí, ahora. Porque aunque siento que hay un gran vacío, la verdad es que no recuerdo porqué.
Pareciera que un ataque repentino de amnesia me hubiera llegado borrando cada recuerdo, escondiendo cualquier asomo de tu presencia en mi vida, como si la letra de ese bolero que sonó tantas veces y que sé de memoria, no me dijera ya nada más.
Así que recuerdo vagamente que te quise y hasta recuerdo haberte dicho que te amo, pero de verdad no creo haberte conocido nunca.
Creen que continúa?