La lógica y el estómago

Cuando tenemos que justificarnos en exceso las decisiones personales, es porque no obedecen a lo que queremos sino a lo que debe ser hecho.

La lógica es la exactitud por naturaleza, no tiene controversia y responde a la razón en un universo donde todo tiene sentido. Aliados de ella son la estadística, el análisis, la probabilidad y el proceso.

La emoción no responde a nada más que la intuición y el deseo. Es voluble, etérea y no resiste juicios, ¡ah! pero como carcome cuando de tomar decisiones se trata.

Nos enfrentamos a la necesidad de tomar decisiones en todo momento. El grado de complejidad va desde escoger la prenda que vamos a vestir hasta trazar líneas que definirán la vida misma. Un gran porcentaje de esas decisiones se toman gracias a los procesos y a los procedimientos: benditos flujo gramas que nos facilitan la tarea de decidir. Están basadas en las estrategias individuales y normalmente obedecen a objetivos mayores.

Hay unas pocas sin embargo que como aves de rapiña dan vueltas y vueltas en la cabeza. Se alimentan del riesgo y la incertidumbre para carcomer el alma y espantar el sueño; se ríen a carcajadas del conflicto que generan entre la lógica y el estómago.

¿Qué es lo mejor? ¿Qué se debe hacer?

¡No sé! Cuando se entiende la necesidad y no se encuentran razones para no seguir un camino, pero simplemente no se quiere seguir esa ruta, es cuando la dicotomía se vuelve insoportable.

Sueños y realidad, razón y emociones, tiempos y motivos, obligación y pasiones bailan al ritmo de una pieza compleja y despiadada. El universo no perdona a los indecisos, pasa de largo, cobra inexorablemente lo que no se aprovecha y pocas veces da segundas oportunidades. Aún así, nos arriesgamos a tentar el destino por seguir las pequeñas voces internas. El estómago no le hace caso a la razón y le crea conflictos, pero la matemática es fría, elocuente, simple y por lo tanto hermosa.

No tiene sentido pensar en el qué tal si… el futuro no se puede predecir así que debe escribirse el presente como uno quiere que lo lean después.

Por último, una frase de uno de mis escritores favoritos:

No me da vergüenza sentir miedo, porque el miedo es mi mecanismo de defensa favorito.

Feliz inicio de semana y buenas decisiones

Luis

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