Sueños

Hace muchos, pero muchos años en un lugar muy cercano, vivía un pequeño humano (yo), que se fijó en la cabeza tres cosas que quería lograr en la vida.

  1. Viajar en avión
  2. Conocer el mar
  3. Comprar una casa de 100 millones

A los doce años viajé por primera vez en un ATR de Aces en la ruta Cali – Ipiales en un viaje que continuaría por tierra hasta Quito. A los catorce y con el patrocinio de los quince de mi hermana, conocí el mar y no cualquier mar, el mar de los siete colores de San Andrés, ósea que a los quince años dos de mis sueños se habían realizado, hubiera podido retirarme.

En esa época no soñaba con escribir o con cantar en una orquesta (aunque recuerdo que esa imagen era parte recurrente de mis pensamientos) ni con trabajar en una multinacional, eran tiempos en los que pensaba en cosas diferentes. Recuerdo que quería una casa de fachada blanca y recuerdo el valor, no por algo en particular sino porque esa era una cifra, aún lo es, bastante grande para mí; Hubiera podido decir 17 40 o lo que fuera, pero tenía en mi mente mi casa blanca de 100 millones.

El tiempo, la perseverancia y el trabajo duro me han dado la posibilidad de hacer realidad esos sueños de infancia; soñé con trabajar en una empresa donde pudiera viajar, conocer y tener un buen sueldo y logré acabar dos pasaportes en mis primeros dos años de trabajo. Nadé en todos los mares que conocí en diferentes continentes, -está bien, al menos probé el agua en los que estaban helados- y con el tiempo compré la casa que quería. De fachada blanca, por supuesto.

Pero creo que lo más importante es que nunca dejé de soñar,  de ponerme metas aún más retadoras, de cambiar mis pasiones y perseguirlas. Quise correr una carrera atlética, quise un caballo de paso campeón, quise escribir un libro, quise componer canciones y ahora quiero un concierto a reventar en la feria de Cali donde yo esté en la tarima y no en las gradas y finalmente un Grammy.

Creo que es vital tener sueños; Fernando Pessoa alguna vez escribió que ¨el hombre es del tamaño de sus sueños¨ y es totalmente cierto. Si no tenemos sueños morimos de alguna manera, sin sueños no hay ideas, ni hechos, ni inventos, ni aventuras.

¿Es posible vivir sin sueños?

Una amiga mía me argumentaba que es posible vivir sin ellos y yo le respondía que no lo es. Le decía que no todos los sueños involucran el dinero, la fama o la gloria, que hay sueños pequeños pero sueños al fin; alguien a quien yo admiro mucho por su tenacidad y trabajo duro sueña con tener dinero para ir y comprarse lo que quiera en un centro comercial, conozco gente que sueña con vivir frente al mar, algunos que sueñan con tener una aventura en su vida, pero realmente no he conocido a alguien que no tenga un sueño, uno al menos. Hoy creo que si se puede vivir sin respuestas toda una vida, también se puede vivir sin soñar y eso es triste, así que espero que no haya muchos de esos casos.

Cualquier persona que haya logrado el éxito en alguna de sus formas les dirá que necesitó al menos tres cosas:

  1. Tener un sueño
  2. Luchar para hacerlo realidad
  3. No rendirse a la primera caída

Se vale soñar, se vale querer algo con todas las fuerzas, se vale arriesgar. Es necesario trabajar duro porque nada es gratis, es necesario luchar sin tregua porque la recompensa es mayor. Y hay que levantarse si caemos porque la vida sólo le da oportunidades a los que aprenden de los errores y de las derrotas.

Así que si sienten que la vida los está dejando atrás y que cuándo se preguntan por sus sueños no tienen una respuesta clara, les propongo que hagan una pausa y re-planteen sus días, vayan al baúl de las memorias y recuerden qué los mueve, qué los apasiona y permítanse soñar con eso. Si por el contrario saben lo que desean y lo visualizan claramente, no desfallezcan jamás hasta lograr lo que quieren, la vida les guarda oportunidades pero no regala nada, así que hay que levantarse y actuar. Y si en este momento tienen miedo, perdieron el plan de vuelo, temen lo que viene en el futuro, aprieten los dientes y luchen, hagan correcciones, redefinan sus metas de manera que tengan triunfos más temprano, pero sobre todo, sepan que se vale tener miedo pero es inaceptable claudicar ante él.

¿Se puede vivir sin sueños?

¿Quién se anima a compartir sus sueños con nosotros en este blog?

Todo lo mejor y feliz fin de semana,

Luis