Por: Luis Salgado 11 de Julio de 2017
La orquesta Los Fénix de Colombia, de la familia Chicaiza de Popayán, es quizá una de las últimas orquestas familiares que quedan en Colombia. Compuesta por músicos talentosos principalmente oriundos del Cauca y cuyas edades van desde los 19 hasta los 77 años, su carrera se ha caracterizado por la versatilidad para interpretar todos los ritmos tropicales y por haber sido cuna de grandes exponentes de la música tropical en el país. Justamente por eso es llamada la decana de las orquestas. Gustavo Rodríguez, Tomás Castro (Q.EP.D fundador), Rodrigo Jaramillo (Q.E.P.D Los Tupamaros), Guido Valencia (La Misma Gente) y Andrés Andrade (Yury Buenaventura) son algunos de los músicos importantes que han salido de ella.
Empezaron su recorrido a mediados de los años 70 alternando con los grandes de la música de esa época: la Sonora Ponceña, Nelson y sus Estrellas y la Billo´s entre muchas otras. La orquesta se inició como un pasatiempo para un grupo de jóvenes, que al ver que su trabajo generaba ingresos, decidieron dedicarse de lleno a él. En la actualidad sus integrantes han tenido que alternar la música con otros trabajos para poder mantenerse. Esto ha hecho aún más meritoria su permanencia en el medio. En casi 45 años de historia ha habido periodos de inactividad, pero precisamente en el más reciente, se dedicaron a redescubrir su esencia, esta vez con un trabajo propio. Fieles a su tradición y con letras totalmente inéditas crearon su primer álbum: ¨La Salsa Vive¨.
¨ No había sido fácil hacer música pero fue más difícil hacerse escuchar.¨
La decisión de embarcarse en la producción de un álbum empezó con la inquietud de Luis Lucho Salgado, un compositor desconocido, por crear letras con mensaje en ritmo de salsa. Los arreglos hechos por David Cruz respondieron a ese mismo concepto y las canciones empezaron a fluir rápidamente. En menos de un mes de trabajo arduo y de muy buena química se lograron ocho temas en maqueta. A partir de ahí vinieron las grabaciones extenuantes y el trabajo en estudio para conseguir el sonido ideal. No hubo grandes inversiones ni estudios rimbombantes pero sí mucho cariño y esfuerzo para lograr el producto final.
No fue fácil crear el álbum en tan poco tiempo pero lo más difícil aún estaba por venir. Lograr que las canciones llegaran al público y tener su retroalimentación eran tareas que no solo se podían hacer a través de las redes sociales sino que necesitaban de las emisoras. Se tocaron muchas puertas, se escribieron cartas y correos que nunca fueron contestados; se visitaron otras estaciones en las que ni siquiera se les permitió pasar de la entrada. No había sido fácil hacer música pero fue más difícil hacerse escuchar.
Finalmente, hubo respuesta en algunos medios; emisoras comunitarias y en AM abrieron sus programas de noticias para hablar de Los Fénix y de su nuevo trabajo. También llegaría el momento de alternar con uno de los grandes: el maestro Cheo Andújar. El primer concierto en años y la oportunidad de ver al Fénix volar de nuevo.
Precisamente, un mes antes de esa presentación tuve la oportunidad de hacerles una entrevista durante uno de sus ensayos finales. Aquí están algunas de sus respuestas sobre el futuro de la orquesta y el proyecto en el que trabajan.
Aprovecho que tiene un minuto libre y me acerco al director de la orquesta, José Antonio Chepe Chicaiza.
Cuando uno dice que hay una orquesta con tradición salsera que nació en Popayán, lo primero que hace la gente es levantar las cejas. ¿Por qué es tan difícil creer que hay una orquesta con tanto sabor haciendo salsa en esta parte del país?
El sabor y el ritmo en nuestro país no tienen exclusividad regional. Por nuestros ancestros, nuestras mezclas, nuestro mestizaje musical, los músicos en Colombia estamos en la capacidad de interpretar los diversos ritmos propios de cada región y en Popayán hacemos muchísimos géneros musicales entre ellos la salsa.
¿Qué se siente ser el director de una orquesta familiar y haberse mantenido vigente tanto tiempo?
El hecho de ser director de esta orquesta es una gran responsabilidad y a la vez algo muy gratificante porque aquí compartimos en familia y siempre lo hemos hecho así. Somos muchos los integrantes de una misma familia, algunos de ellos han sido maestros, como mi papá y mi hermano mayor (Adalberto Chicaiza), quién durante mucho tiempo llevó la dirección de esta orquesta, así que no es que me sienta como el director.
¿Se puede triunfar con una orquesta familiar?
Esta ha sido mi propuesta y mi intención. De pronto nosotros no alcancemos a ver ese éxito, pero están nuestros hijos, ellos seguramente van a llenar estadios. (sonrisas).
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Los sonidos de los instrumentos empiezan a inundar el ambiente mientras camino hacia otro de los miembros de la orquesta, Jorge Antonio Chicaiza, cantante líder.
Jorge, Ud. Estudia canto lírico en el conservatorio. ¿Aún no le ha tocado decidir entre lo clásico y lo popular?
Yo estoy cursando décimo semestre en el programa de canto lírico del conservatorio Antonio María Valencia. Aún no tengo que decidirme. Los dos mundos me parecen espectaculares y en los dos se aprende. Me siento feliz en este mundo de la música popular que me ha enseñado muchísimo. Ahora justamente siento que el mundo no tiene límites y que vamos a llegar tan lejos como podamos soñar.
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Mientras afina el violín me acerco a Santiago Chicaiza, antes del ensayo lo he visto cantar algunas canciones de Andrés Cepeda y de LosPetitfellas.
Santiago, ¿Es cierto que de niño lo llevaban a los ensayos y a las presentaciones y dormía en los estuches de los instrumentos?
(Risas) Eso no se saca a flote.
¿Cómo un joven que está metido de lleno en sus proyectos en la música pop, en lo urbano, termina tocando en una orquesta de salsa?
La música es un lenguaje que uno tiene que aprender a manejar en todos sus aspectos. Uno como instrumentista tiene que tener esa versatilidad. La salsa es una escuela muy grande que también toca tenerla, toca manejarla. Además los latinos somos gente chévere (más risas).
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Con todo a punto, la orquesta se detiene unos minutos para que pueda entrevistar al arreglista, músico y productor David Alfonso Davinci Cruz Chicaiza.
¿Qué se siente hacer parte de una orquesta familiar?
La verdad es emocionante ver como un proyecto que ha durado tantos años, en este momento ya está tomando alas como el ave fénix. Parece que vamos a llegar bien lejos (risas).
¿Se puede vivir de la música?
Cuando a uno le preguntan ¨¿qué haces?¨ y uno contesta músico, siempre le responden ¨¿y en qué trabajas?¨. La música es un trabajo como cualquier otro y definitivamente se puede vivir de ella. Además de ser una pasión, además de que se disfruta, le pueden pagar a uno por hacerlo así que somos bendecidos en ese sentido.
¿Dónde ve Ud. A los Fénix de Colombia en el futuro?
Yo los veo en televisión y en YouTube bien lejos (más risas). En serio, creo que el proceso va caminando como debe ser. Le estamos dando buenos cimientos, con buenas raíces y entonces yo creo que esto va a dar pronto buenos frutos.
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La maestra María del Carmen Campo, además de ser cantante principal, es la encargada de tener letras y partituras en orden y de manejar algunas presentaciones.
¿Maestra, qué se siente ser la única mujer en la orquesta?
Es una bendición que Dios me ha dado. Estar con catorce hombres en tarima y ser la única me hace sentir muy afortunada; además cantar al lado de mis hijos es algo maravilloso.
¿Tienen futuro las orquestas familiares en Colombia?
Creo que sí. Por lo menos tienen permanencia (risas). Yo veo a los fénix muy arriba, este año ha sido una bendición y es el momento para estar ahí, donde debemos estar.
Finalmente, me cuentan que Ud. Es como la mamá de todos estos músicos y que los cuida mucho. ¿Es eso cierto?
Creo que sí porque entre más nos queramos, más bonito vamos a cantar (sonrisas)
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Cuando me acerco a otro de los músicos de la orquesta en lo primero que pienso es en Heavy Metal por su pinta de cantante de rock. José Luis Chicaiza es el timbalero del orquesta.
¿Se puede combinar el rock con la salsa? ¿no afecta su estilo para interpretar?
El haber nacido en una familia de músicos me ha dado la posibilidad de incursionar en todos los géneros. Es algo que llevo en la sangre y para mí todo es música. No afecta para nada mi estilo porque tenemos ejemplos como el latin jazz, la cumbia folk que tienen muchas mezclas, así que yo pienso que todos los géneros se pueden mezclar cuando se trabaja con amor y mucha responsabilidad.
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El maestro Harold Chicaiza, percusionista, bajista y cantante me atiende con una sonrisa sin dejar de lado su preparación para el ensayo.
¿Se puede triunfar con una orquesta familiar?
Claro que sí, a este proyecto le hemos dado todo nuestro amor y le hemos puesto todas las ganas, la gente va a encontrar eso en nuestras canciones y eso les va a gustar. De otro lado estar en una orquesta familiar es un privilegio, nos abre muchos caminos para aprender y nos facilita todo.
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La sección de saxos de la orquesta está compuesta por Adalberto Chicaiza, el más experimentado, y Cristian Muñoz, el más joven con solo 19 años. Me acerco al maestro Adalberto y cuando le pido que me cuente algo de él, su primera respuesta es que vivió de la música.
¿Se puede vivir de la música? Le pregunto con incredulidad
Pues vivir de la música prácticamente no, hay que tener otra profesión, pero para nosotros puede decirse que sí. Mi papá fue músico y nos dejó esa herencia a todos en la familia Chicaiza.
77 años y aún sigue tocando
Es que aún siento deseos de estar con la música y Dios me ha dado esa habilidad y todavía tengo fuerzas para interpretar estos saxofones. También soy baterista, hago coros y hasta canté una que otra canción (sonríe con orgullo).
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A su lado Cristian con 19 años es el músico más joven de la orquesta y le pregunto cómo es trabajar con alguien de tanta experiencia.
¿Cómo es la relación entre Uds. Dos, se ayudan, se enseñan?
Para empezar aprovecho muchísimo la experiencia en tarima que tiene el maestro, no cualquier persona la tiene. Aprendo mucho de él, en figuras que a veces uno no entiende, o que todos los papeles estén como deben estar, es lo más bacano de trabajar con él.
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Fabián Conú Figueroa y Eduin Díaz, trompetistas de la orquesta ya están casi listos pero conversan conmigo antes de empezar.
Fabián, ¿cómo se siente ahora como miembro de este proyecto familiar sin ser parte de la familia?
Feliz. La ventaja de pertenecer a una orquesta familiar es que siempre va a haber proceso, siempre va a existir esa decisión de la familia por mantenerla. Este es mi segundo periodo en la orquesta y me sorprende ver lo bien fundamentada que está y se nota la diferencia y la evolución en todo este tiempo. Aquí se respira mucha camaradería y hay muy buena vibra.
Eduin, Ud. viene de varias giras y de trabajar mucho tiempo fuera de Colombia, ¿cómo ha sido ese reencontrarse con su gente y con este proyecto?
Algo muy hermoso porque pasé casi 11 años fuera del país y regresar a tocar la música colombiana es algo grandioso. Allá se interpretaban otros ritmos, volver a tocar la salsa y la cumbia para mi es algo muy agradable.
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Eduardo Molina es uno de los cantantes de la orquesta y uno de los que más ha estado con ella. Todos los llaman Araña
¿Por qué Araña?
Me dicen así desde muy pequeño porque cuando empecé a gatear lo hacía como una araña para ir más rápido (sonrisas).
¿Cuántos años con los Fénix de Colombia?
En varios periodos diría casi 25 o 30 años. Y han sido maravillosos. Creo que lo más importante en la vida es creer, cuando uno cree, todo lo que se quiere hacer se logra.
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Junto a Eduardo está José Wilbert ¨Chepe¨ Samboní, músico caucano, conguero y precursor de un concepto muy interesante llamado Realidad Acústica.
¿Qué tan difícil es hacer música como artista independiente en Colombia?
En general es bastante complicado aunque es posible. Es cuestión de moverse, de perseverar. Por otro lado de hacer un producto con algo que marque la diferencia. En Colombia Carlos Vives abrió las puertas para muchos artistas pero hay que mostrar algo diferente. Con la Orquesta se necesita un trabajo contundente y hay que soñar, ahora contamos con las redes que son una herramienta que podemos aprovechar.
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La orquesta se embarca en el ensayo mientras tengo la posibilidad de ver de cerca la camaradería y la gran energía que se vive en un grupo lleno de talento y de expectativas. Seguramente llenarán estadios y pondrán a bailar a todos los rumberos del mundo.
Luis Salgado