Si mañana todo se acabara

¿Qué harían si tuvieran la oportunidad de hacer todo lo que quisieran por una última vez? Si les dieran la posibilidad de usar los últimos días de sus vidas para cerrar las cosas inconclusas y disfrutar de todo lo pendiente.

Puede que sea un tema trascendental y hasta denso pero es una pregunta que yo mismo me hago todo el tiempo: ¿cuál es el balance adecuado entre disfrutar el hoy y ser precavido para el mañana?  En los extremos tenemos, por un lado,  a aquellos que se dedican a vivir el presente sin tener en cuenta el futuro; poco ahorran, disfrutan cada día como si fuera el último y atesoran cada segundo como un regalo. Por otro lado están aquellos conservadores que tienen asegurado su retiro, que son frugales, que guardan cada centavo esperando poder disfrutar en la vejez de todo el trabajo que hacen. Yo creo que debe existir un balance entre disfrutar del presente y prepararse para el futuro y que ese punto medio debe ser definido por cada uno de nosotros.

La vida es una caja de sorpresas que puede cambiarnos las reglas de juego en cualquier minuto. En un abrir y cerrar de ojos, todo lo que teníamos puede desaparecer y la manera en la que vivimos puede dar un giro de 180 grados. Nuestra salud y nuestras finanzas personales son temas que no están enteramente bajo nuestro control, son variables que dependen de múltiples circunstancias y que pueden tener desenlaces inesperados. En cuestión de segundos podemos pasar de un estado en el que somos sanos y fuertes a pelear por mantenernos con vida. En un instante podemos despedirnos de los que amamos y al siguiente dejar de verlos definitivamente; podemos desaparecer en el movimiento de un abanico, porque así es la vida: caprichosa e indefinida.

Nadie puede pretender vivir esperando que algo le suceda, al contrario, la mente debe estar enfocada solo en pensamientos positivos. Sin embargo no deja de ser una realidad que todo puede cambiar ligera o radicalmente. Desde esa perspectiva, hay que valorar cada respiración y grabar en nuestra memoria cada experiencia con intensidad. Nuestra vida es como una alcancía y va a estar repleta de las cosas que pongamos en ella: aventuras, cenas con la familia, risas, amor, pero también preocupación, tristezas y amarguras. Si al final del día no podemos llevarnos con nosotros nada de lo que materialmente recolectamos en la tierra,  entonces ¿por qué a veces tenemos esa obsesión por llenarnos justamente de cosas materiales?

Tampoco podemos despilfarrar lo que tenemos en un día sin pensar en que habrán oportunidades más adelantes de disfrutar y que tenemos que estar medianamente preparados. Creo que la clave está en trabajar y vivir intensamente cuando se es joven y el cuerpo aguanta; en disfrutar cada chance que tenemos de conocer, de viajar, de aprender; en vivir a plenitud sin preocuparse demasiado por lo que ya pasó y en tener un ojo puesto en lo que viene pero entendiendo que la única realidad  es este segundo que acaba de pasar.

Si yo pudiera precisar con exactitud la fecha de caducidad de mi cuerpo en la tierra y tuviera unos días para cerrar mis asuntos, entonces ciertamente amaría más, pelearía menos, correría sin miedo a cansarme, sin guardar energías para el día siguiente. Exploraría más, repetiría menos, trataría nuevos platos, cantaría más fuerte, abrazaría más, saludaría con más ganas, perdonaría todo y pediría más perdón. Tendría menos miedo, estrenaría más, tendría menos discusiones y más conversaciones, vería menos series y saldría más a la calle, menos redes socales y más cafés con mis amigos. Si estuviera seguro de que me queda poco, entonces no vaciaría mis cuentas de banco pero me compraría eso que siempre quise, le diría a aquellos a quienes herí que lo lamento mucho, regalaría más, terminaría mi libro por el placer de saber cómo termina.

Muy pocas de las cosas que haría tendrían que ver con el dinero. Creo que es porque las cosas que verdaderamente llenan el alma son más simples e intangibles. Siendo así, entonces podría poner en práctica lo que Steve Jobs alguna vez escribió:

¨si vives cada día de tu vida como si fuera el último, algún día realmente tendrás razón¨

Y  viviría como si no hubiese mañana para el amor, para reírme de los chistes flojos, para abrazar, para sonreír. Siempre dejaría algo en el banco pero trataría de no guardarme nada en el corazón. Creo que ese sería mi balance ideal.

¿Qué harían ustedes si tuvieran la misma oportunidad?

Feliz fin de semana.

La foto de hoy es de la talentosa Natalia Maca. Síganla en Twitter e Instagram como Artedisc_Rock.

En busca de la felicidad.

¨Es difícil hallar la felicidad dentro de uno mismo, pero es imposible hallarla en cualquier otro lugar¨

Arthur Schopenhauer

Estoy seguro de que todas las herramientas para lograr la felicidad están dentro de cada uno de nosotros; también creo que no se debe buscar la felicidad como un estado constante de alegría, pues pienso que la felicidad está profundamente asociada con otros factores que, además, actúan de manera diferente en cada uno de nosotros. No depende de los bienes materiales ni de la sabiduría, tampoco de tener muchas personas a nuestro alrededor o de conocer muchos lugares, menos de la edad. Definitivamente creo que tiene que ver en primer lugar con estar en paz consigo mismo; después, es cuestión de organizar nuestras prioridades y expectativas y tener claro lo que queremos con todas nuestras fuerzas.

No hay una receta universal para ser feliz. Hay miles de libros y artículos que hablan sobre como tener éxito o que nos presentan a grandes líderes como referentes en el tema de la felicidad. Sin embargo, y a mi manera de ver las cosas, no existe un solo camino para llegar a ella. Son diferentes los retos y las pasiones que nos mueven en la vida. Tampoco se debe crear una presión excesiva en busca de ser feliz, mucho menos inculcar en los niños esa necesidad por estar bien todo el tiempo. La vida, como una montaña rusa, nos trae subidas y bajadas, risas, lágrimas, sorpresas, noticias y la mejor manera para afrontarla no es tratar de sonreír todo el tiempo, sino aprovechar todas las experiencias de la mejor manera posible. Se aprenden muchísimas cosas de lo bueno y el doble de ellas de lo malo.

Permítanme compartir con Uds. Algunos ejemplos sencillos:

Bruno es un niño de cinco años que no se guarda sonrisas; se maravilla con todo lo que le regalan, ama el pastel de chocolate y juega todo el tiempo aun cuando hace sus deberes. Hay una enseñanza muy grande en su manera de recibir los regalos: ¡se alegra! Se emociona con todo de manera que disfruta todo lo que le dan. No compara, aunque le gustan los autos azules, todo es bienvenido; ve en cada detalle un motivo para agradecer y para sonreír, le da a cada cosa el valor espiritual de quien la recibe por encima del valor material. Si todos lográramos mantenernos de la misma manera y ver en cada regalo de la vida algo maravilloso, también sonreiríamos más y nos decepcionaríamos menos.

Annie es una adolescente que ha aprendido mucho de sí misma. Se ha adaptado a ambientes diferentes y tiene una filosofía de vida muy simple: multiplica por cero todo lo que no le hace bien. Claro que a veces le afectan las cosas, la vida trae cosas positivas y otras no tan buenas de vez en cuando, pero ella ha aprendido a no quedarse en lo negativo, a moverse rápido y rodearse de personas y de experiencias que le aporten. Si cada uno de nosotros hiciera lo mismo y dejara de dar círculos sobre los errores cometidos o las decepciones vividas, tendríamos más tiempo para perseguir lo positivo y alimentarnos de solo buena información.

Carlos tiene 72 años y es el hombre más tranquilo que conozco. Le gusta viajar, comer su plato favorito, le encanta el cine, el dinero y vivir bien. Con estos gustos uno podría pensar que siempre ha perseguido una situación económica boyante. Carlos, sin embargo, no es un hombre adinerado. Su éxito radica en manejar adecuadamente sus expectativas. Disfruta plenamente de cada oportunidad, no sufre por lo que no tiene ni atesora las cosas materiales más de lo que debe. Está en paz; esa tranquilidad le permite despojarse del dolor que causan los apegos y apreciar cada situación de la mejor manera posible.

Son muchas las personas que a lo largo de mi vida me han enseñado que con pequeños detalles se construye tranquilidad y que esta, da origen a la felicidad. No todas estas enseñanzas han sido filosofías de vida. Tengo amigos que se ponen retos a diario para mejorar su condición física, otros que encuentran en la música la mejor aliada para sobrellevar todos sus estados de ánimo. Conozco personas que a través de su fe han encontrado la forma de enfrentar el dolor y sobreponerse a él.  Hay quienes dejaron todo por buscar sus pasiones, los que a través de enseñarle a los demás se conocen ellos mismos. Ninguno de ellos es feliz completamente, porque creo que ese estado no es permanente, pero todos tienen en común una cosa: han podido encontrar dentro de sí mismos la manera de disfrutar lo que son y lo que hacen, y por ende están más cerca de ser felices.

Hace mucho no escribía por diferentes razones. Quise escoger este tema porque me parece muy importante compartir algunas de las lecciones que he aprendido sobre la felicidad. Es un tema muy amplio y muy complejo, no hay recetas ni pociones mágicas, pero si les puedo asegurar que dentro de Uds. Está todo lo que necesitan para ser felices.

Gracias por visitar el blog y por leerme; espero que me cuenten sus propias experiencias y cómo están trabajando para lograr la felicidad.

Fuerte abrazo,

Luis