El nuevo vuelo del Fénix: La historia de una orquesta familiar que se redescubre a sí misma.

Por: Luis Salgado    11 de Julio de 2017

La orquesta Los Fénix de Colombia, de la familia Chicaiza de Popayán, es quizá una de las últimas orquestas familiares que quedan en Colombia. Compuesta por músicos talentosos principalmente oriundos del Cauca y cuyas edades van desde los 19 hasta los 77 años, su carrera se ha caracterizado por la versatilidad para interpretar todos los ritmos tropicales y por haber sido cuna de grandes exponentes de la música tropical en el país. Justamente por eso es llamada la decana de las orquestas. Gustavo Rodríguez, Tomás Castro (Q.EP.D fundador), Rodrigo Jaramillo (Q.E.P.D Los Tupamaros), Guido Valencia (La Misma Gente) y Andrés Andrade (Yury Buenaventura) son algunos de los músicos importantes que han salido de ella.

Empezaron su recorrido a mediados de los años 70 alternando con los grandes de la música de esa época: la Sonora Ponceña, Nelson y sus Estrellas y la Billo´s entre muchas otras. La orquesta se inició como un pasatiempo para un grupo de jóvenes, que al ver que su trabajo generaba ingresos, decidieron dedicarse de lleno a él. En la actualidad sus integrantes han tenido que alternar la música con otros trabajos para poder mantenerse. Esto ha hecho aún más meritoria su permanencia en el medio. En casi 45 años de historia ha habido periodos de inactividad, pero precisamente en el más reciente, se dedicaron a redescubrir su esencia, esta vez con un trabajo propio. Fieles a su tradición y con letras totalmente inéditas crearon su primer álbum: ¨La Salsa Vive¨.

¨ No había sido fácil hacer música pero fue más difícil hacerse escuchar.¨

La decisión de embarcarse en la producción de un álbum empezó con la inquietud de Luis Lucho Salgado, un compositor desconocido, por crear letras con mensaje en ritmo de salsa. Los arreglos hechos por David Cruz respondieron a ese mismo concepto y las canciones empezaron a fluir rápidamente. En menos de un mes de trabajo arduo y de muy buena química se lograron ocho temas en maqueta. A partir de ahí vinieron las grabaciones extenuantes y el trabajo en estudio para conseguir el sonido ideal. No hubo grandes inversiones ni estudios rimbombantes pero sí mucho cariño y esfuerzo para lograr el producto final.

No fue fácil crear el álbum en tan poco tiempo pero lo más difícil aún estaba por venir. Lograr que las canciones llegaran al público y tener su retroalimentación eran tareas que no solo se podían hacer a través de las redes sociales sino que necesitaban de las emisoras. Se tocaron muchas puertas, se escribieron cartas y correos que nunca fueron contestados; se visitaron otras estaciones en las que ni siquiera se les permitió pasar de la entrada. No había sido fácil hacer música pero fue más difícil hacerse escuchar.

Finalmente, hubo respuesta en algunos medios; emisoras comunitarias y en AM abrieron sus programas de noticias para hablar de Los Fénix y de su nuevo trabajo. También llegaría el momento de alternar con uno de los grandes: el maestro Cheo Andújar. El primer concierto en años y la oportunidad de ver al Fénix volar de nuevo.

Precisamente, un mes antes de esa presentación tuve la oportunidad de hacerles una entrevista durante uno de sus ensayos finales. Aquí están algunas de sus respuestas sobre el futuro de la orquesta y el proyecto en el que trabajan.

Aprovecho que tiene un minuto libre y me acerco al director de la orquesta, José Antonio Chepe Chicaiza.

Cuando uno dice que hay una orquesta con tradición salsera que nació en Popayán, lo primero que hace la gente es levantar las cejas. ¿Por qué es tan difícil creer que hay una orquesta con tanto sabor haciendo salsa en esta parte del país?

El sabor y el ritmo en nuestro país no tienen exclusividad regional. Por nuestros ancestros, nuestras mezclas, nuestro mestizaje musical, los músicos en Colombia estamos en la capacidad de interpretar los diversos ritmos propios de cada región y en Popayán hacemos muchísimos géneros musicales entre ellos la salsa.

¿Qué se siente ser el director de una orquesta familiar y haberse mantenido vigente tanto tiempo?

El hecho de ser director de esta orquesta es una gran responsabilidad y a la vez algo muy gratificante porque aquí compartimos en familia y siempre lo hemos hecho así. Somos muchos los integrantes de una misma familia, algunos de ellos han sido maestros, como mi papá y mi hermano mayor (Adalberto Chicaiza), quién durante mucho tiempo llevó la dirección de esta orquesta, así que no es que me sienta como el director.

¿Se puede triunfar con una orquesta familiar?

Esta ha sido mi propuesta y mi intención. De pronto nosotros no alcancemos a ver ese éxito, pero están nuestros hijos, ellos seguramente van a llenar estadios. (sonrisas).

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Los sonidos de los instrumentos empiezan a inundar el ambiente mientras camino hacia otro de los miembros de la orquesta, Jorge Antonio Chicaiza, cantante líder.

Jorge, Ud. Estudia canto lírico en el conservatorio. ¿Aún no le ha tocado decidir entre lo clásico y lo popular?

Yo estoy cursando décimo semestre en el programa de canto lírico del conservatorio Antonio María Valencia. Aún no tengo que decidirme. Los dos mundos me parecen espectaculares y en los dos se aprende. Me siento feliz en este mundo de la música popular que me ha enseñado muchísimo. Ahora justamente siento que el mundo no tiene límites y que vamos a llegar tan lejos como podamos soñar.

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Mientras afina el violín me acerco a Santiago Chicaiza, antes del ensayo lo he visto cantar algunas canciones de Andrés Cepeda y de LosPetitfellas.

Santiago, ¿Es cierto que de niño lo llevaban a los ensayos y a las presentaciones y dormía en los estuches de los instrumentos?

(Risas) Eso no se saca a flote.

¿Cómo un joven que está metido de lleno en sus proyectos en la música pop, en lo urbano, termina tocando en una orquesta de salsa?

La música es un lenguaje que uno tiene que aprender a manejar en todos sus aspectos. Uno como instrumentista tiene que tener esa versatilidad. La salsa es una escuela muy grande que también toca tenerla, toca manejarla. Además los latinos somos gente chévere (más risas).

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Con todo a punto, la orquesta se detiene unos minutos para que pueda entrevistar al arreglista, músico y productor David Alfonso Davinci Cruz Chicaiza.

¿Qué se siente hacer parte de una orquesta familiar?

La verdad es emocionante ver como un proyecto que ha durado tantos años, en este momento ya está tomando alas como el ave fénix. Parece que vamos a llegar bien lejos (risas).

¿Se puede vivir de la música?

Cuando a uno le preguntan ¨¿qué haces?¨ y uno contesta músico, siempre le responden ¨¿y en qué trabajas?¨. La música es un trabajo como cualquier otro y definitivamente se puede vivir de ella. Además de ser una pasión, además de que se disfruta, le pueden pagar a uno por hacerlo así que somos bendecidos en ese sentido. 

¿Dónde ve Ud. A los Fénix de Colombia en el futuro?

Yo los veo en televisión y en YouTube bien lejos (más risas). En serio, creo que el proceso va caminando como debe ser. Le estamos dando buenos cimientos, con buenas raíces y entonces yo creo que esto va a dar pronto buenos frutos.

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La maestra María del Carmen Campo, además de ser cantante principal, es la encargada de tener letras y partituras en orden y de manejar algunas presentaciones.

¿Maestra, qué se siente ser la única mujer en la orquesta?

Es una bendición que Dios me ha dado. Estar con catorce hombres en tarima y ser la única me hace sentir muy afortunada; además cantar al lado de mis hijos es algo maravilloso.

¿Tienen futuro las orquestas familiares en Colombia?

Creo que sí. Por lo menos tienen permanencia (risas). Yo veo a los fénix muy arriba, este año ha sido una bendición y es el momento para estar ahí, donde debemos estar.

Finalmente, me cuentan que Ud. Es como la mamá de todos estos músicos y que los cuida mucho. ¿Es eso cierto?

Creo que sí porque entre más nos queramos, más bonito vamos a cantar (sonrisas)

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Cuando me acerco a otro de los músicos de la orquesta en lo primero que pienso es en Heavy Metal por su pinta de cantante de rock. José Luis Chicaiza es el timbalero del orquesta.

¿Se puede combinar el rock con la salsa? ¿no afecta su estilo para interpretar?

El haber nacido en una familia de músicos me ha dado la posibilidad de incursionar en todos los géneros. Es algo que llevo en la sangre y para mí todo es música. No afecta para nada mi estilo porque tenemos ejemplos como el latin jazz, la cumbia folk que tienen muchas mezclas, así que yo pienso que todos los géneros se pueden mezclar cuando se trabaja con amor y mucha responsabilidad.

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El maestro Harold Chicaiza, percusionista, bajista y cantante me atiende con una sonrisa sin dejar de lado su preparación para el ensayo.

¿Se puede triunfar con una orquesta familiar?

Claro que sí, a este proyecto le hemos dado todo nuestro amor y le hemos puesto todas las ganas, la gente va a encontrar eso en nuestras canciones y eso les va a gustar. De otro lado estar en una orquesta familiar es un privilegio, nos abre muchos caminos para aprender y nos facilita todo.

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La sección de saxos de la orquesta está compuesta por Adalberto Chicaiza, el más experimentado, y Cristian Muñoz, el más joven con solo 19 años. Me acerco al maestro Adalberto y cuando le pido que me cuente algo de él, su primera respuesta es que vivió de la música.

¿Se puede vivir de la música? Le pregunto con incredulidad

Pues vivir de la música prácticamente no, hay que tener otra profesión, pero para nosotros puede decirse que sí. Mi papá fue músico y nos dejó esa herencia a todos en la familia Chicaiza.

77 años y aún sigue tocando

Es que aún siento deseos de estar con la música y Dios me ha dado esa habilidad y todavía tengo fuerzas para interpretar estos saxofones. También soy baterista, hago coros y hasta canté una que otra canción (sonríe con orgullo).

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A su lado Cristian con 19 años es el músico más joven de la orquesta y le pregunto cómo es trabajar con alguien de tanta experiencia.

¿Cómo es la relación entre Uds. Dos, se ayudan, se enseñan?

Para empezar aprovecho muchísimo la experiencia en tarima que tiene el maestro, no cualquier persona la tiene. Aprendo mucho de él, en figuras que a veces uno no entiende, o que todos los papeles estén como deben estar, es lo más bacano de trabajar con él.

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Fabián Conú Figueroa y Eduin Díaz, trompetistas de la orquesta ya están casi listos pero conversan conmigo antes de empezar.

Fabián, ¿cómo se siente ahora como miembro de este proyecto familiar sin ser parte de la familia?

Feliz. La ventaja de pertenecer a una orquesta familiar es que siempre va a haber proceso, siempre va a existir esa decisión de la familia por mantenerla. Este es mi segundo periodo en la orquesta y me sorprende ver lo bien fundamentada que está y se nota la diferencia y la evolución en todo este tiempo. Aquí se respira mucha camaradería y hay muy buena vibra.

Eduin, Ud. viene de varias giras y de trabajar mucho tiempo fuera de Colombia, ¿cómo ha sido ese reencontrarse con su gente y con este proyecto?

Algo muy hermoso porque pasé casi 11 años fuera del país y regresar a tocar la música colombiana es algo grandioso. Allá se interpretaban otros ritmos, volver a tocar la salsa y la cumbia para mi es algo muy agradable.

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Eduardo Molina es uno de los cantantes de la orquesta y uno de los que más ha estado con ella. Todos los llaman Araña

 ¿Por qué Araña?

Me dicen así desde muy pequeño porque cuando empecé a gatear lo hacía como una araña para ir más rápido (sonrisas).

¿Cuántos años con los Fénix de Colombia?

En varios periodos diría casi 25 o 30 años. Y han sido maravillosos. Creo que lo más importante en la vida es creer, cuando uno cree, todo lo que se quiere hacer se logra.

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Junto a Eduardo está José Wilbert ¨Chepe¨ Samboní, músico caucano, conguero y precursor de un concepto muy interesante llamado Realidad Acústica.

¿Qué tan difícil es hacer música como artista independiente en Colombia?

En general es bastante complicado aunque es posible. Es cuestión de moverse, de perseverar. Por otro lado de hacer un producto con algo que marque la diferencia. En Colombia Carlos Vives abrió las puertas para muchos artistas pero hay que mostrar algo diferente. Con la Orquesta se necesita un trabajo contundente y hay que soñar, ahora contamos con las redes que son una herramienta que podemos aprovechar.

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La orquesta se embarca en el ensayo mientras tengo la posibilidad de ver de cerca la camaradería y la gran energía que se vive en un grupo lleno de talento y de expectativas. Seguramente llenarán estadios y pondrán a bailar a todos los rumberos del mundo.

Luis Salgado

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¡Me dijo papá!

Uno sabe esas cosas, las presiente o las adivina, como quieran Uds. Llamarle. Desde que me di cuenta que iba a ser papá sabía que era una niña; sucedió en un aeropuerto mientras esperaba una conexión, claramente sentí como alguien pequeñito me avisaba que por fin venía a visitarnos.

Fueron cuarenta semanas de espera y desespero, de afán porque todo estuviera bien, de angustia por alguna tardanza y por algunas siestas exageradas que serían el presagio del presente. Siestas que se pasaban con chocolate, sustancia que tenía el poder de hacerle latir el corazón con más fuerza y que hoy en día también genera efectos similares. Yo le hablaba y le cantaba de todo, inventaba canciones de cuna e historias que contaba sin saber con certeza si había eco del otro lado pero si con la esperanza de que esa pequeñita se acostumbrara a mi tono de voz.

El día del ¨milagro de Abril¨ llegó finalmente y de las manos de una enfermera algo impaciente, mi hija lloraba con todas las fuerzas y el aire que podían salir de su pulmón. Hola preciosa, le dije con el mismo tono de voz que por tanto tiempo había usado, pero esta vez, muy cerquita a ella; cómo si hubiera pronunciado un hechizo milenario y efectivo, el llanto desapareció y su cabecita se levantó para tratar de ubicar esa voz, quizá familiar, quizá diferente. ¡Lo reconoció! Dijo la enfermera con algo de asombro y antes de que yo pudiera disfrutar completamente mi momento, el llanto irrumpió con mayor fuerza que antes. Esa fue mi definición de felicidad.

Caminaba dando tumbos y bamboleándose con una sonrisa hermosa que siempre me derritió mientras me lanzaba sus manitos, llegaba tirándose justo en el último momento a sabiendas que su súper héroe – en ese entonces todavía lo era- la rescataría en sus brazos. Me sonreía y empezaba de nuevo, iba y venía por la sala como conociendo, como adueñándose de todo mientras regalaba sonrisas y amor a su paso. Se tomó confianza y avanzaba con mayor rapidez, en ese último paso se aventuró a lanzarse un instante antes y sus pequeños pies no le respondieron, tampoco lo hizo su súper héroe y su sonrisa se volvió una mirada de ¿por qué no me rescataste papá? Esa fue mi definición de dolor.

Estaba haciendo cualquier cosa de esas que siempre me mantenían ocupado cuando escuché unos pasos acelerados por las escaleras de madera y una voz exaltada. Esa sensación que sentía yo de niño me recorrió el cuerpo y me levanté como si hubiera tenido mil resortes sosteniéndome, descalzo, apurado y sólo usando un par de segundos para buscar mi billetera, me subí al carro con ella en el asiento de atrás, desmadejada y sin esa chispa en sus ojos que siempre tuvo, que aún me doblega. Corrí desafiando los límites de velocidad y mi propia pericia y de un solo movimiento, estacioné, bajé del carro y la tomé en mis brazos. Con mi cara descompuesta corrí hacia el personal de salud que de una manera que jamás voy a olvidar, la tomó de mis manos para atenderla con suma rapidez, no me preguntaron nombre ni me pidieron documentos ni se percataron de mi acento raro en un idioma que no era el mío, sólo la cuidaron mientras yo de una sola pieza me quedaba con el corazón en la mano. Esa fue mi definición de angustia.

Me dicen que soy un poco obsesivo, que me fijo en los detalles, que incluso puedo tener una patología. No sé porque lo dicen, creo que debe ser porque el agua tenía que estar lista a 34 grados centígrados exactos, medida con dos termómetros con sistemas de medición independientes, un minuto antes del baño, la toalla del lado izquierdo, el jabón del lado derecho y los patos en el agua. Si no eran así las cosas no había baño y todos en la casa marchaban al ritmo militar para asegurarse que así fuera siempre que bañaba a mi hija. Pueden decirme exagerado o loco pero ella tenía sus mejores baños de tina y para mí fue el mejor el día que terminó de caerse su cordón umbilical mientras yo con sumo cuidado la secaba. Esa fue mi definición protección.

Le hacía caras del otro lado de la silla de espera del restaurante  mientras aguardábamos por una mesa, le sonreía y le jugaba mientras ella me correspondía. Ella había dejado su Ipad de lado para jugar conmigo a lo lejos. De repente se concentró de nuevo en su mini pantalla y de alguna manera evitaba hacer contacto directo conmigo, pensé por un momento que algo le había molestado, intenté preguntarle haciendo muecas pero noté que su mirada se dirigía hacia otro lado de la sala de espera, noté que justo frente a ella había otro chico también con su Ipad en las manos y que se habían mirado un par de veces. Esa fue mi definición de «corazón partio.»

Nunca he querido ser el padre que dice que su hija es la mejor o la más linda o la más inteligente. Siempre le he dicho que haga su mejor esfuerzo y que si trabaja duro las cosas van a llegar. Que no se compare con nadie más que consigo misma y que siempre voy a estar apoyándola. Llovía muy fuerte y ese frío de la ciudad que parece congelarte parecía aún más implacable. Corría de un lado a otro, caía al piso y se levantaba al ritmo del pitazo de su profesora, tomaba el balón con sus manos, saltaba, caía de nuevo y se erguía sin tregua. Vino corriendo hacia mí totalmente empapada con su carita roja y su ropa llena de barro. Tomó un poco de agua y se aseguró de que yo no estuviera grabando. Esa fue mi definición de orgullo.

Tengo momentos muy especiales en mi vida, momentos que me han llenado de emociones, de respeto, de responsabilidad. He tenido la enorme felicidad de ser papá de dos maneras diferentes y he sentido todo lo que eso significa en su máxima expresión cuando me dijeron papá y cuando me dijeron tío.

¡Feliz día para mí!

A todos los papás, al mío, les deseo lo mejor, no sólo este día sino siempre, comparto con ellos la mezcla de sentimientos que como en una montaña rusa nos atraviesan desde que nos enteramos que vamos a ser padres. Un abrazo

Luis

Que no te persigan tus decisiones

Es inevitable tener que tomar decisiones, es parte de nuestra rutina diaria y es necesario para movernos y continuar con nuestras vidas. Cuando tomamos decisiones por factores externos y sobre todo cuando involucran el comportamiento de gente que amamos, existe una delgada línea entre actuar por nosotros mismos o actuar pensando en los demás.

¿Cómo distinguir en cuál de los dos escenarios nos encontramos?

Es normal que tengamos que modificar algo de lo que hacemos o tomar una decisión sobre un tema en particular basados en personas cercanas o que amamos. A veces se trata de situaciones simples y en otros casos de cosas críticas como cambiar de país, abandonar nuestras carreras, empezar nuevos proyectos o postergarlos. Una persona que debe renunciar a su trabajo para moverse con su pareja a quien acaban de transferir de ciudad, enfrenta la decisión de alejarse de sus sueños profesionales o distanciarse de quien ama. ¿Qué hacer? A pesar de que la han puesto en una situación que no quería y que depende enteramente de circunstancias generadas por alguien más, es vital para ella tener claro al momento de decidir si lo está haciendo por ella misma o por ese alguien. Si concluye que lo más importante es estar junto a la persona que ama, entonces dejar sus planes y mudarse parecerá la opción más viable; cuando esa decisión vuelva y seguro volverá a cuestionar sus motivos más adelante, la encontrará preparada, quizás nunca convencida del todo pero por lo menos encontrará respuestas congruentes con sus deseos. Si por el contrario decide irse para facilitar la vida de su pareja, para que ella viva sus sueños dejando al lado los propios, esa decisión la perseguirá más adelante y no la dejará tranquila; sentirá que se traicionó a sí misma. En resumen, independientemente de las circunstancias, tendrá que decidir basada en lo que realmente quiere para no terminar viviendo los sueños de su pareja; el resultado podrá ser el mismo, podrá terminar mudándose, pero el proceso es totalmente diferente.

Hay un riesgo muy grande cuando decidimos hacer algo por alguien más y no por nosotros mismos ya que las circunstancias pueden cambiar radicalmente de un momento a otro; todas las decisiones se fundamentan en procesos internos que a su vez están influenciados por elementos externos. El riesgo de tomar nuestras decisiones basados en las prioridades de otros es que cuando esos escenarios cambian, nos encontramos solos en medio de situaciones que no son cómodas para nosotros y para las que nunca estuvimos preparados.

En nuestras vidas normalmente seguimos a los que amamos, tomamos decisiones pensando en ellos para apoyarlos e inevitablemente nos afecta todo lo que tiene que ver con ellos. Es muy importante, sin embargo, que valoremos nuestras acciones para que siempre, incluso cuando las presiones externas son muy fuertes, pensemos qué es exactamente lo que nos hará felices. Normalmente la felicidad vendrá de estar con quienes amamos pero hay momentos en los que tendremos que tomar caminos separados para ser fieles a nosotros mismos. La mejor manera de que nuestras decisiones no nos persigan y nos aflijan en el futuro, es no traicionarnos; si estamos en paz con nosotros mismos seguramente podremos estarlo con todo y todos los que nos rodean.

Finalmente, alguien que nos ame verdaderamente, nunca nos pedirá hacer algo que no queramos porque siempre tendrá nuestra felicidad como una muy alta prioridad. Siempre existirá una salida consensuada, un acuerdo, un camino conjunto en el que al final del día las dos personas puedan llegar a cumplir sus objetivos.

¿Están de acuerdo?

Feliz fin de semana y todo lo mejor,

Luis

 

Del otro lado de la tarima.

La historia comienza hace ya muchos años después de una buena fiesta de esas en las que se baila, se toma y uno empieza a creerse cantante. Con el amanecer llegaron las ganas de cantar y los amigos de la orquesta muy amables nos prestaron sus micrófonos para que pudiéramos aturdir un poco a los que aún quedaban de pie y despertar a los dormidos. Recuerdo que con algunos músicos empecé a cantar Oiga, mire, vea de Guayacán y para mi sorpresa no era tan fácil como cantar en la casa. Había que entrar ¨a punto¨, las letras tantas veces escuchadas y que fluían de manera natural en las fiestas o en el carro mientras conducía de la oficina a la casa, parecían más esquivas y la mente no daba para improvisar; sin embargo dos cosas pasaron: pude sentir el sabor y la cadencia mientras cantaba y una vocecita que me decía que aunque no había sido privilegiado de manera natural con una buena voz para el espectáculo, también me decía: tú puedes hacer esto.  Cuando devolví el micrófono la representante de la orquesta me dijo ¨ya tienes trabajo con los Fénix cuando quieras¨. La frase me quedó sonando al punto de que ella nunca se imaginó que terminaría teniéndome entre las filas de la banda.

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Fue una semana dura. Viajé solamente para el ensayo del fin de semana antes de mi primera presentación en público. Un ensayo de esos monumentales de cinco horas de repetir y repetir hasta que a los maestros les sonara aceptable, decidí bailar cada tema no sólo en preparación para el baile oficial sino porque es una manera de devolverle con esfuerzo aunque sea un poco a esa orquesta que me da el privilegio de pararme con ellos en la misma tarima. Músicos de escuela, de años de experiencia, maestros que acompañaron a grandes, que tocaron en todo el país, que no dejan de ser humildes pero que son conocedores. Agotado como si hubiera corrido una media maratón regresé a casa después de viajar casi todo el día. Así que fue una semana en la que, nervioso como siempre antes de cualquier tipo de presentación, practiqué con ganas no sólo mis temas, en los que soy vocal principal, sino todos los del repertorio. Entradas, pregones, coros, animaciones, mambos, ¡todo! Por falta de preparación no iba a fallar.

Saxo y Percu ensayo

Se llegó la hora del viaje a Popayán, me acompañaba mi hija y un mundo de expectativas y temores. Directo al ensayo final la noche anterior al show, tenía una carga de sensaciones, practicaba las letras, la afinación, visualizaba todo como quería que sucediera, con eso empezamos a ensayar. Tuve la oportunidad de cantar una de las canciones que no canto normalmente pero no había problema, yo estaba listo. ¿El resultado? Frustración total, la letra que se me olvidaba, se me hizo imposible entrar en el momento justo en los pregones y la voz no estaba particularmente aceptable. Me devolví a casa pensando que quizás cantar no era lo mío. Me estaba dando por vencido.

Al día siguiente hablé con el representante del grupo en la mañana, quién no había escuchado el ensayo, y hablando de otros temas me hizo pensar y organizar un poco mis ideas. Fabián me recordó que estamos haciendo algo muy grande, estamos haciendo música con la que la gente baila, se enamora, se divierte, se olvida de lo malo, se transporta a sitios mejores, estamos creando algo hermoso que dejará nuestro nombre escrito en la historia, para algunos o para muchos. Me recordó que yo era parte de eso así que me olvidé del fallido ensayo de la noche anterior y me propuse disfrutar mi debut en la música, así fuera debut y despedida. Cerca de las tres de la tarde nos encontramos con algunos de los músicos para hacer la prueba de sonido y el armado de los equipos: trabajo titánico de mucho cuidado y sudor. Mucha risa, mucho ánimo y mucha camaradería eran el preámbulo de lo que iba a suceder al final del día.

Todos en negro y vino tinto, los metales ensayando, los vocalistas haciendo ejercicios de afinación, utilería dejando todo a punto, los cueros siendo afinados por manos virtuosas y yo en medio de todo con letras dándome vueltas en la cabeza, con esa sensación de vacío en el estómago y con muchas ganas de poder compartir todo eso con la gente que amo. Un par de caras cercanas que fueron clave para dejar ir las primeras sonrisas de la noche, la presentación oficial del locutor y Los Fénix de Colombia iniciando a tocar conmigo al frente. Todo sincronizado, los sonidos convergían armoniosamente haciendo música y lo mejor de todo, mucha gente bailando, mucha gente divirtiéndose y pasando una noche maravillosa.

¨Suenan mejor que los originales¨ dijeron algunos, ¨se les escucha muy limpio¨ dijeron otros, ¨que bien que tocan¨ se escuchó entre la gente. Una primera ronda impecable y para la historia. La orquesta aún no interpretaba ninguno de los temas en los que yo hago la voz principal pero para mí la noche ya había valido la pena. Nos preparamos para hacer uno de los temas nuevos, le cuento a la gente como nace y todo el esfuerzo que hay detrás de una producción nueva mientras pienso en la musa que originó la letra. Pero un inconveniente inesperado nos deja con todo servido, un problema con las partituras de las trompetas nos impide tocar los temas inéditos, un poco de confusión, algo de frustración pero el show debe seguir, entonces se viene Bailaderos…

Una de las canciones con las que crecí, la que quería cantar en tarima, la que me trae a la mente imágenes de los grandes sitios para rumbear en Cali, esos que por esa época yo veía sólo de lejos, de día, con las puertas cerradas pero que aún así me contaban historias de noches inolvidables.

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Los primeros acordes y de mi boca sale el famoso ¨Para los griles, y las casetas¨ que es la primera animación, un silencio instantáneo de los instrumentos para el ¨aquí estamos¨ que da inicio a la parte vocal y se suelta el tema, no hay marcha atrás. Esto es música en vivo.

Tengo tiempo para ver la gente y sus reacciones, no parece que haya nadie que quiera salir corriendo de la sala, el monitor me retorna una voz apurada pero dentro de los estándares mínimos de afinación y la gente baila… cuidado de no equivocarme en la letra, ya me pasó, ojo con el tono de la segunda parte que es más alto, no olvidar las animaciones ni las variaciones en la letra, el gesto que sólo unos pocos en la orquesta entienden y que produce sonrisas cuando canto ¨vámonos pa´l bailadero que esta por allá¨, cierro los ojos para terminar y que no haya ningún error y ahí fue. Mi debut estaba listo.

La noche hubiera podido terminar ahí pero faltaba una experiencia única en mi vida: Hace más de 30 años escuché por primera vez mi orquesta favorita en vivo, era un concierto público y  tocaban una canción que se quedaría en mi corazón para siempre, una que, no sólo a mí sino a todo el que tiene la dicha de llamarse caleño, le toca las fibras y le aprieta el corazón, una que se baila dejando todo en la pista. Y esta noche, después de tantos años y de manera impecable, los Fénix la interpretaban de vuelta; con la voz líder del maestro Chepe Samboní y conmigo en los coros, el segundo himno de Cali, ese que el maestro Jairo Varela parió de manera magistral,  esa que yo canté en muchas ferias del otro lado de la tarima, el mismísimo Cali Pachanguero.

Cómo diría Davinci ¨salió bien pero hay cosas por mejorar¨. Esa es la vida de los músicos: siempre buscando el sonido ideal, la perfección. Fue una noche  de rumba, de mucho trabajo, de muchas semanas y contratiempos resumida y cantada en tres horas por los  Fénix de Colombia.

Los Fénix de Colombia esa buena noche de Mayo alinearon con el maestro Adalberto ¨Flipper¨ Chicaiza en el saxofón. Así lo bautizaría el otro maestro Vicentico Valdez. Junto a él Cristian Muñoz en el otro saxo, Jhon Jairo Campo y Eduin Diaz en las trompetas. Harold Chicaiza en los bongoes, Jose Luis Chicaiza en los timbales, ¨Chepe¨ Wilber Samboní en las congas, Santiago Chicaiza en las cuerdas, Jorge Antonio Chicaiza en el bajo y líder vocal, Eduardo Molina líder vocal, David ¨Davinci¨Cruz en el piano y los coros,  la maestra Maria del Carmen pendiente desde casa en el chat, la dirección general del maestro Jose Antonio ¨Chepe¨Chicaiza y yo, sí, Luis ¨Lucho¨ Salgado en los coros y líder vocal.

Así fue y así quedará recordada esa noche, al menos desde mi memoria. Una noche que cierra una historia que comenzara muchos años atrás, justamente con la misma orquesta ¨del otro lado de la tarima¨.

Feliz fin de semana y no olviden escucharnos

http://www.losfenixdecolombia.com

Abrazos

Reír

Tess

¿Sabes cuál es tu problema?

Danny

¿Sólo tengo uno?

Tess

Has conocido mucha gente como tú. Estoy con Terry ahora

Danny

¿Te hace reír?

Tess

No me hace llorar

 

Escogí este fragmento del guion de una de mis películas favoritas, Ocean´s Eleven, porque aparte de estar muy bien hecha y representar con exactitud esas discusiones propias de la guerra fría que se dan entre una pareja, en ella Danny le pregunta a Tess si la persona con la que está ahora la hace reír; me encanta ese dialogo porque a mi modo de ver,  la risa es una de las cosas más importantes que puede existir en una relación.

Empezamos a reír viendo a los demás, a los que se acercan a nuestra cuna y nos hacen todas las muecas del mundo para sacarnos una sonrisa, reímos con las cosas que se caen y muchas veces con las personas que se resbalan, mi sobrina aún lo hace con desparpajo de todo el mundo incluyéndose ella misma, nos reímos a veces porque si y porque no; mi hija lo hace con sus propias poesías que riman inadvertidamente. Lo cierto es que la risa te relaja, te enamora, te  hace pasar momentos maravillosos, te acerca y soluciona muchos de los problemas que puedes tener a diario.

Estoy convencido que uno debe estar con quien lo haga reír, porque seguramente te hará sentir profundamente, y lo digo en todas las formas posibles. Te hará vibrar, encontrará esas fibras que nadie te ha tocado y sacará lo mejor de ti. Y no hablo ahora de la risa que se produce sólo por el chiste o por la broma que puede ser incluso de mal gusto, hablo de aquella persona con la que te sientas a hablar y de la nada empiezan a brotar sonrisas como si estuviéramos bajo un extraño efecto, hablo de aquella persona a la que miras a los ojos y sonríes con el alma y todo tu cuerpo se ilumina, hablo de la risa que compartes en el café de la mañana que se toma en la cocina mientras recuerdas cualquier cosa, o de la que cierra un abrazo profundo.

Por eso estoy seguro que hay que quedarse con la persona con la que te ríes lo mismo hablando frente a frente o través del teléfono; para tener buen humor necesariamente se requiere intelecto, atención, cuidado, así que alguien que te arranque sonrisas te arrancará también suspiros y seguramente gemidos.

Hay muchas personas allá afuera que pueden arruinar tu día; en algún momento hablamos de que teníamos que ser impermeables con aquellos que se empeñan en pasarte sus disgustos, su rabia o su frustración. Hay muchos de ellos porque es relativamente fácil contagiar los malos sentimientos si los dejamos. Hay en cambio pocos que te iluminan, que te ven y pueden hacer tu día, que con una sola mirada logran transmitir su felicidad, y la felicidad es sinónimo de calma, de paz, de que todo funciona bien. Hacer reír con sutileza, con tacto, no es sencillo; pero la risa como un virus puede propagarse muy rápido y generarse de manera espontánea cuando se comparte con la persona ideal.

Y por supuesto que sé que hay más cosas en la vida, que a veces se requieren otros elementos, especialmente cuando no todo anda bien. Sé que las relaciones siempre van a ser complejas y van a demandar de ti mucho más de lo que tú mismo crees que puedes dar, que te exigen y te llevan a tus límites, que te hacen mejor o peor, pero en ese camino siempre las sonrisas serán bienvenidas.

Así que si a tu lado está la persona que amas y además disfrutas una buena sonrisa con él o ella, no lo pienses demasiado y quédate a su lado.

¿Te has preguntado si te ríes lo suficiente?

Feliz fin de semana

Luis

Agradecimientos:

http://www.imsdb.com/scripts/Ocean%27s-Eleven.html

Mamá

Es realmente la primera persona que sientes, que aprendes a amar. No lo recuerdo pero dentro del cuerpo de mi madre debo haberme sentido cálido, protegido y seguro; todo contacto con el exterior lo tenía a través de ella y podía sentir sus alegrías, sus preocupaciones o su tristeza. Y claro, lo primero que hice cuando abrí los ojos y sentí que ya no estaba más con ella, fue llorar. Duró muy poco porque rápidamente volví a sentir el calor de su cuerpo y esa voz dulce que me resultaba familiar y que me traía calma o me despertaba después de una larga siesta.

Tenemos ese vínculo especial con nuestras madres que se forja desde que estamos en el vientre pero que se hace más fuerte a medida que crecemos. Sólo ellas saben leernos con esa precisión milimétrica que nos delata, sólo ellas entienden cuando necesitamos un abrazo o de vez en cuando un jalón de orejas.

¿Si está comiendo bien mijo? Lo noto como acabadito, ¿le está tocando muy duro? Cuídese, que es que Ud. No se cuida, ¿está durmiendo bien? Esas son las charlas que tenemos a veces con mamá y que más que conversaciones son monólogos en los que no tenemos mucho derecho a responder, y de todas maneras para qué si casi siempre tienen razón.

Así que los hijos amamos las madres, pero no falta el tío o el amigo de la familia que cuando estamos chiquitos nos pregunta a quema ropa ¨?y el bebé a quién quiere más, a papá o a mamá? Y nosotros muy espontáneos contestamos: ¡A papá! Es la primera vez que le rompemos el corazón a esa mujer, pero eso tiene una buena explicación: papá llega en las noches y nos carga, juega con nosotros, nos dedica todo el tiempo y eso lo hace la fuente de momentos de calidad muy apreciados, eso es lo que se queda en nuestra memoria de corto plazo. Mamá ha estado con nosotros todo el día, nos arregla, nos llama la atención, nos da de comer, nos limpia la nariz, cosas que no son divertidas, ¿papá? Papá es el héroe. Sin embargo cuando nos caemos siempre buscamos los mismos brazos, los de mamá, allí buscamos consuelo y protección, ¡a veces hasta de papá!

Mamá es la que va a las presentaciones larguísimas de colegio que papá convenientemente no puede atender, es la que madruga los sábados a las prácticas de fútbol, la última que se asegura que estés arropado en la noche y la primera que te saluda con una sonrisa cuando no te quieres levantar y pides cinco minutos más. Pero mamá también es la cómplice, la amiga, la que te acolita, la que intercede por ti para que llegues una hora más tarde y la que no duerme en esa hora adicional que te consiguió, mamá es la suegra a la que nadie le parece suficiente para sus hijos, la de la famosa frase ¨bueno, no te quito más tiempo¨ o ¨la visita tiene sueño¨ cuando había visita de novios en casa. (Creo que ya no se hace más). Es la que se opone a tu matrimonio y la que una vez termina la ceremonia se vuelve tu mejor apoyo y amiga.

No hablo sólo por mí, hablo por las historias que conozco de hijas que comparten con sus madres, la de mi hermana que es hija y madre de una preciosa diablita, hablo por aquellas que ya no las tienen y que las extrañan profundamente, porque cuando se van jamás dejan de ser recordadas. Hablo de lo que significa tener una madre para todos y aunque sólo tenga mi óptica, también he visto la de muchas hijas.

Cuando era muy pequeño hice varias cosas para mi mamá en su día; le recité poesías, le regalé flores, granos de arroz largos (historia personal), pero le di sobre todo abrazos cargados de incondicionalidad y de mucho amor. Ahora sé que una palabra mía la hacía feliz y que una de mis sonrisas le borraba cualquier tristeza, así era ella, así es aún hoy: haría lo que fuera por sus hijos y su recompensa es tan sólo un abrazo o una palabra de amor. Así son las mamás.

Este Domingo no le des una licuadora, tampoco llegues con toda tu familia y unos amigos a comer en su casa, no tienes que llevarla a un restaurante fino y ni siquiera darle cosas materiales (aunque se agradecen), este domingo, cocina algo, y si eres de los que se les quema hasta el agua, pide ayuda, sorpréndela, escríbele algo, cuéntale una anécdota de esas que fueron muy importantes para ti y que ella nunca olvida pero que seguramente le va a encantar oír de nuevo. Si aún está contigo, visítala, llámala si definitivamente no puedes ir, dale con un te amo todo el agradecimiento que sé que le tienes. Si no está contigo, recuérdala y abraza su memoria, sus mejores momentos, tráela de nuevo con su felicidad y permítete estar con ella todo el día y celebrar ese lazo que jamás se rompe.

A todas las mamás, a mi mamá, que pasen un día lleno de amor, este domingo y todos los días del año, de todos los años.

Gracias a una mami muy joven, linda y talentosa, que me permitió usar su foto para iluminar esta entrada, para ti un beso muy grande, Ainara ha sido una bendición y estoy seguro que te recuerda a cada momento lo feliz que se siente de que seas su mamá.

Feliz día mamás

Luis

¿Tenemos una ¨aplicación¨ para leer a las personas?

Algunos de nosotros creemos firmemente en que somos capaces de ¨leer¨ a las personas; pensamos que con sólo verlas tenemos una buena idea de cómo son, qué intenciones tienen y cómo acercarnos a ellas. Es algo natural, decimos que es algo que nace con nosotros y que no podemos terminar de explicar del todo pero que esta ahí.

Muchos de nosotros estamos acostumbrados a hacernos primeras impresiones y para muchos también, estas llegan a ser incluso tan importantes que definen negocios, sociedades y hasta relacones basadas en ellas. Esto no es del todo descabellado y tiene una razón de ser: el cerebro humano está diseñado para hacernos la vida más fácil a través de los patrones. Es por esto que se nos facilita reconocer caras en medio de la multitud, secuencias de números y hasta encontrar imágenes en objetos. Nuestro cerebro busca todo el tiempo patrones para simplificarnos la comprensión de lo que vemos.

Es muy común que extrapolemos esta función y con un poco de experiencia creamos identificar comportamientos en las personas que conocemos. No hablo necesariamente de aquellos con los que convivimos y que de alguna manera ya nos son familiares, sino de aquellos que conocemos por primera vez y que, basados en esa primera impresión, tendemos a clasificar, a estigmatizar. El ser humano es extremadamente complejo; yo tengo la teoría que incluso para nosotros mismos es muy difícil llegar a conocernos del todo; imagínense poder hacer una evaluación de los demás con sólo verlos por unos segundos.

En estos días en que la tecnología empieza a reemplazar el contacto físico y en que un chat hace las veces de conversación y con un correo creemos decir todo, se vuelve extremadamente importante ser claros. Algunos vamos un poco más allá de las primeras impresiones y creemos entender lo que nos escriben, lo interpretamos y sacamos nuestras conclusiones sin preguntar; se siente tan claro que estamos totalmente seguros que eso que interpretamos fue lo que quisieron decirnos. Asi trabaja nuestro cerebro y si tenemos algunos aciertos, este comportamiento se generaliza y lo usamos todo el tiempo. Con esto no solamente estamos en riesgo de juzgar equivocadamente ua situación sino que podemos cometer errores con la gente que nos rodea.

Todos los días son diferentes, sentimos, vivimos y expresamos nuestros sentimientos de maneras disímiles. A veces estamos alegres, otras no queremos absoltamente nada pero en realidad somos los mismos por dentro. Lo que la gente ve es una foto, una instántanea nuestra y es injusto que tomen una decisión o que se hagan una idea por ella de lo que relamente somos. Tenemos que tomarnos el tiempo mínimo de conocer las personas y darles la oportundad de que nos sorprendan. Nuestro cerebro si viene con una aplicación que nos permite identificar patrones, adicionalmente el tiempo junto al conocimiento nos hace expertos, pero la complejidad humana requiere que nos tomemos el tiempo de conocer a los demás antes de hacernos un juicio a priori.

Tenemos que escuchar, poner atención, preguntar, entender perfectamente antes de tomar una decisión sobre el comportamiento de una persona; no está mal creer que tenemos un ¨chip¨ que nos permite leer a los demás, pero no puede ser nuestra única fuente de información. Y si estamos teniendo una conversación con alguien a través de un chat, debemos ir más allá y preguntar el doble, ¡los emoticones no lo dicen todo!

Les dejo un fuerte abrazo y les deseo todo lo mejor este fin de semana.

Luis

Entrevista con amigos.

1:30 de la tarde y no puedo negar que estoy algo nervioso. Acostumbrado a hablar en público y familiarizado de alguna manera con los medios, camino lentamente por el pasillo de la casa colonial ya remodelada que en el centro de Popayán alberga una de las emisoras pioneras de la radio en Colombia. Tengo esa sensación en el estómago que te dan los programas en vivo, repaso mentalmente las respuestas a las posibles preguntas mientras ajustamos con producción los últimos detalles; el programa ya está al aire y los primeros invitados de Luis Fernando García y Francisco Paz conversan agradablemente frente a los micrófonos de Magazín del Cauca.

Dos periodistas claros, experimentados y directos nos reciben con la mayor cordialidad del mundo; en el fondo se escuchan las notas de Quédate y el letrero rojo ineludible se enciende: ¡estamos al aire!

¨ ¡Bien! Música para viernes hecha en casa¨ Son las palabras de Francisco Paz  y el programa echa a andar, conmigo están la maestra María del Carmen y uno de los cómplices de todo esto: David Cruz.  Hay una mezcla de sensaciones que me invaden. Quédate sigue sonando y la sensación de escuchar por primera vez en la radio la canción que hasta hace unos pocos meses era un sueño y que ahora cobra vida, es maravillosa.

Me preguntan de dónde viene la inspiración y respondo que de la vida, de las risas, de las lágrimas, de todo lo que vivimos. Les digo que las letras están ahí esperando a ser encontradas y aunque salgan en el momento, son en verdad fruto de nuestra experiencia.

Luis Fernando nos pregunta si se puede vivir de la música y la respuesta de David es excelente. ¡Se puede! pero cuando alguien te pregunta qué haces y tú contestas pinto, escribo, compongo canciones, la siguiente pregunta es: ¿y en qué trabajas? El arte es como la cenicienta y es difícil vivir de él aunque sea muy satisfactorio.

La media hora se pasa volando pero fue un rato muy agradable. ¨Quisiéramos que fuera Diciembre¨ dice Francisco como corolario a una tarde llena de música y amigos. Les agradecemos de corazón la oportunidad y el cariño con el que nos recibieron mientras vemos como el letrero de ¨al aire¨ se apaga definitivamente por este programa.

*****

Uno de mis escritores favoritos, Johann Eckerman, dijo alguna vez: ¨Que cada paso sea una meta, sin que deje de ser un paso¨ y esto es justamente lo que significan estos pequeños pasos que seguimos dando en busca de lo que nos apasiona, pequeños logros, metas significativas.

Cuando miramos hacia atrás y evaluamos nuestras decisiones y pensamos en los objetivos que nos planteamos, no podemos dejar de sentirnos orgullosos de haber llegado hasta aquí y de seguir buscando con perseverancia nuestros sueños.

Mientras termino esta entrada recibo la notificación de que nuestras dos primeras canciones ya están disponibles en las tiendas de música en línea del mundo entero. La sensación es gratificante y plena. La imagen de estar en tarima frente a mis paisanos en una feria mientras los escucho cantar mis canciones, cada día se hace más tangible.

Feliz fin de semana.

 

La gente no cambia

Primero mil excusas por no escribir el Viernes pasado, mi objetivo era no faltar nunca, sin embargo después les contaré porque no estuve.

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Hoy quiero escribir de un tema que parece pesimista y hasta en oposición a muchos de los que he compartido en este espacio. Pero de eso se trata, de plantear una pregunta y leer lo que piensan. Aquí va:

¡Las personas no cambian! Le dije categóricamente a alguien a quien amo mucho hace apenas unas semanas, y me quedé pensando en que quizás hay excepciones, que quizás estaba siendo inflexible.

Sin embargo el tiempo que es el mejor juez y el mejor abogado, no deja de recordarme la sentencia: ¡la gente no cambia!

La gente se disculpa
La gente encuentra razones
La gente da excusas

Tendrán agravantes o atenuantes pero eso sólo dependerá de las circunstancias y no de la esencia.

La gente no cambia, lo que es será y sólo basta esperar para darse cuenta que la frase, aunque lapidaria, es cierta.

No debería de sorprendernos, de no ser porque muy en el fondo queremos ver cambios, historias felices y aún guardamos esperanzas, no debería ser una sorpresa; somos lo que somos y aunque pretendamos cambiarlo, en algún momento las cosas volverán a su cauce.

¿Por qué no cambiamos?

Porque volvemos a nuestra base, a lo que nos gusta, al instinto, al ego, a lo que nos mueve. Nada de lo que nos digan los demás nos hace realmente cambiar, sólo modificamos temporalmente nuestra conducta para agradar o para molestar a alguien pero la esencia no se modifica de esa forma.

La gente se cansará de decir lo siento y de repetir que no volverá a suceder tanto que perderán la noción de cuántas veces lo han dicho y pensarán que cada vez es la primera vez.

Siempre habrán razones, motivos, excusas, condiciones, circunstancias, siempre habrá una historia detrás pero siempre la realidad será más apabullante que cualquier palabra, y lo que terminamos haciendo será más concluyente que un millón de discursos o promesas.

No cambiamos, sólo variamos el curso transitoriamente, sólo acomodamos nuestros demonios temporalmente, pero ahí siguen y de ahí saldrán inexorablemente.

La gente no cambia, no lo duden y no tomen decisiones basadas en la premisa de que alguien va a cambiar porque eso simplemente, no sucede.

La gente no cambia, la gente muda de piel, se hace propósitos, se plantea retos, pero a la primera oportunidad, la mente hará lo que tanto ha estado esperando.

Semana de reflexión, cómo la pasaron?

Breves cartas de desamor.

Él.

Es la 1:30 de la madrugada y te extraño. Te busco en un rincón de la memoria, la misma que está repleta de miedos, deseo, dolor y una que otra sonrisa; te encuentro cómo la última vez, cómo si hubiera sido ayer, sólo que no puedo decirte que estoy del todo bien como ese día.

En la madrugada te extraño y te amo más que nunca y los kilómetros se hacen tan largos que alejan las almas y parecen estirar sin fin nuestra distancia acordada.

El sol aún no sale y aunque sé que lo hará, la noche parece adueñarse del último aliento de esperanza. ¿Por qué no me llamas para no contestarte?

Ella.

Al fondo las guitarras de mi música favorita y en mi mente tú; no puedo evitar recordar que hay miedos que nacen del fondo del corazón y que crecen haciéndonos daño e hiriéndonos desde adentro.

Ahí está la música con sus guitarras y su nostalgia mientras yo sigo aquí con mi soledad y mis recuerdos. Segundo a segundo voy dejando los últimos pedazos del amor, que aún vivo, se resiste a que yo lo olvide definitivamente. La madrugada es la única asistente a este que parece ser el último de los actos de nuestra historia.

Él

Me decidí a escribirte porque parece que no voy a tener otra oportunidad para hablarte y hoy mi corazón quiere hacerlo. Sé que me he equivocado y que cuando eso sucede todas las cosas buenas que hago desaparecen; porque siento que todos mis esfuerzos son como granos de arena que se van con el viento sin quedarse demasiado, en cambio mis errores son como olas gigantescas que destruyen todo a su paso.

Me he convencido con el tiempo de que eres mi posibilidad, mi reto, mi expectativa y mi deseo. No sé decirte entonces qué sucede en los momentos en que mi retorcida mente me traiciona y todas las esencias malignas se escapan de la botella; la misma que creí olvidada y refundida, la que contiene al Mr. Hyde de mi mente.

Volver a ti se me ha convertido en una obsesión, un camino basado en la esperanza de haber puesto tantos granos de arena que haya una playa infinita que me deje llegar hasta donde estás y no volver a irme.

Ella.

Y pensar que soy la misma, la que lloró cuando no pudo más mientras te ibas o la que amaneció a tu lado esperando una mirada que nunca llegó. Pareciera ser otra, porque aunque todo a mi alrededor me recuerda cuanto te amaba y cómo cada poro de mi cuerpo te extrañaba, no existe nada de eso en mí, ahora. Porque aunque siento que hay un gran vacío, la verdad es que no recuerdo porqué.

Pareciera que un ataque repentino de amnesia me hubiera llegado borrando cada recuerdo, escondiendo cualquier asomo de tu presencia en mi vida, como si la letra de ese bolero que sonó tantas veces y que sé de memoria, no me dijera ya nada más.

Así que recuerdo vagamente que te quise y hasta recuerdo haberte dicho que te amo, pero de verdad no creo haberte conocido nunca.

Creen que continúa?