Breves cartas de desamor.

Él.

Es la 1:30 de la madrugada y te extraño. Te busco en un rincón de la memoria, la misma que está repleta de miedos, deseo, dolor y una que otra sonrisa; te encuentro cómo la última vez, cómo si hubiera sido ayer, sólo que no puedo decirte que estoy del todo bien como ese día.

En la madrugada te extraño y te amo más que nunca y los kilómetros se hacen tan largos que alejan las almas y parecen estirar sin fin nuestra distancia acordada.

El sol aún no sale y aunque sé que lo hará, la noche parece adueñarse del último aliento de esperanza. ¿Por qué no me llamas para no contestarte?

Ella.

Al fondo las guitarras de mi música favorita y en mi mente tú; no puedo evitar recordar que hay miedos que nacen del fondo del corazón y que crecen haciéndonos daño e hiriéndonos desde adentro.

Ahí está la música con sus guitarras y su nostalgia mientras yo sigo aquí con mi soledad y mis recuerdos. Segundo a segundo voy dejando los últimos pedazos del amor, que aún vivo, se resiste a que yo lo olvide definitivamente. La madrugada es la única asistente a este que parece ser el último de los actos de nuestra historia.

Él

Me decidí a escribirte porque parece que no voy a tener otra oportunidad para hablarte y hoy mi corazón quiere hacerlo. Sé que me he equivocado y que cuando eso sucede todas las cosas buenas que hago desaparecen; porque siento que todos mis esfuerzos son como granos de arena que se van con el viento sin quedarse demasiado, en cambio mis errores son como olas gigantescas que destruyen todo a su paso.

Me he convencido con el tiempo de que eres mi posibilidad, mi reto, mi expectativa y mi deseo. No sé decirte entonces qué sucede en los momentos en que mi retorcida mente me traiciona y todas las esencias malignas se escapan de la botella; la misma que creí olvidada y refundida, la que contiene al Mr. Hyde de mi mente.

Volver a ti se me ha convertido en una obsesión, un camino basado en la esperanza de haber puesto tantos granos de arena que haya una playa infinita que me deje llegar hasta donde estás y no volver a irme.

Ella.

Y pensar que soy la misma, la que lloró cuando no pudo más mientras te ibas o la que amaneció a tu lado esperando una mirada que nunca llegó. Pareciera ser otra, porque aunque todo a mi alrededor me recuerda cuanto te amaba y cómo cada poro de mi cuerpo te extrañaba, no existe nada de eso en mí, ahora. Porque aunque siento que hay un gran vacío, la verdad es que no recuerdo porqué.

Pareciera que un ataque repentino de amnesia me hubiera llegado borrando cada recuerdo, escondiendo cualquier asomo de tu presencia en mi vida, como si la letra de ese bolero que sonó tantas veces y que sé de memoria, no me dijera ya nada más.

Así que recuerdo vagamente que te quise y hasta recuerdo haberte dicho que te amo, pero de verdad no creo haberte conocido nunca.

Creen que continúa?

Cómo escuchar al universo.

Paulo Coelho escribió que ¨cuando realmente quieres que algo suceda, el universo entero conspira para que tu deseo se haga realidad¨. Yo estoy de acuerdo.

Hace ya más de veinte años me propuse entrar a trabajar con una empresa multinacional y enfoqué mi mente en hacerlo como una prioridad. No tenía las mejores notas y no era el mejor de los entrevistados pero estaba determinado. La palabra determinación es una de mis favoritas, sobre todo en la acepción que expresa valor. En ese momento estaba determinado a conseguir el trabajo con cada célula de mi cuerpo y lo logré. Durante mi vida he tenido varios ejemplos en los que a pesar de las adversidades, he insistido y he podido conseguir lo que busco; desde chico he tenido sueños y puedo decir con mucha satisfacción que escribo uno de ellos mientras simultáneamente vivo en el otro. Quizás me he tomado mucho tiempo para decidirme a cumplirlos, pero en este camino también he ido poco a poco consiguiendo metas intermedias que me han traído hasta donde estoy.

Yo creo, porque no puedo decirlo con certeza, que existe una base de datos universal, un compendio cósmico en el que reside la información crítica que buscamos para tomar nuestras decisiones y responder nuestras preguntas. Estoy convencido que sólo tenemos que escuchar y hacerlo con atención.

Pero ¿cómo escuchar al universo y sacar de él la mejor información?

A diario vivimos experiencias que son susceptibles de ser interpretadas de muchas formas; algunas parecen desgracias y otras parecen bendiciones, sin embargo todas nos dejan una enseñanza. Lo que he aprendido en todo este tiempo es que es muy difícil evaluar los resultados de nuestras acciones aislándolas del todo o viéndolas en un periodo de tiempo muy corto. Voy a tratar de explicarlo con un ejemplo: hace unos meses tomé la decisión de dejar el estilo de vida que tenía y volver a casa; en su momento fue algo que dolió y me hizo cuestionarme si era lo correcto; si sólo hubiera pensado en esa situación en particular o si me hubiera quedado en ese momento, quizás hubiera terminado por concluir que había sido una mala decisión, sin embargo después de unir todo el contexto y de estar viviendo lo que ahora vivo, sólo puedo pensar que hice lo correcto y que el universo estaba dándome señales para dar ese paso. No puedo decir que fue bueno o malo pero si lo correcto, es decir, no traicioné mis deseos y actué en consonancia con lo que siempre había soñado. Esa es mi primera conclusión: el universo te da empujones, si dentro de tu corazón se siente que es lo que has querido siempre, entonces seguramente es lo correcto; la evaluación final toma más tiempo y podrá ser buena o no tan buena pero siempre será positivo luchar por lo que uno quiere, entonces, al menos fue la decisión correcta.

Es difícil escuchar al universo. No tiene un lenguaje claro la mayor parte del tiempo y su información hacia nosotros tampoco es particularmente abundante. Usemos el siguiente ejemplo: Hay una casa que quiero comprar con todas mis fuerzas, sé que la quiero y tomé la decisión de hacerlo. En el proceso de compra se presentan múltiples contratiempos: el préstamo no sale a tiempo, el vendedor cambia de opinión, etc. Estas son señales que pueden ser interpretadas como mensajes: no compres esa casa, ¡no te conviene! Alguien más puede ver estas señales como simples obstáculos y continuar con el proceso hasta que logra cerrar el negocio. ¿Quién está en lo correcto y quién está equivocado?  Es extremadamente difícil saber cuándo la vida nos pone trabas para que abandonemos, o cuando sólo se necesita de nosotros más esfuerzo y más lucha para lograr lo que queremos. Para mí la clave está en esa última frase: es muy importante saber lo que queremos, con eso ya hemos solucionado la mitad del problema; después hay que evaluar si todas esta señales son reales o sólo percepciones; por ejemplo: mucha gente toma decisiones basados en supersticiones, coincidencias, sensaciones, todos elementos intangibles y subjetivos. Esto no es correcto. Nada es gratis en la vida y todo necesita de esfuerzo, sobre todo lo bueno, entonces no hay que tenerle miedo a los contratiempos, cuando se quiere algo con todas las fuerzas, hay que luchar por eso, el universo conspira pero no regala nada.

Mi teoría es que debemos siempre tener claro lo que queremos, así cuando se nos presente una oportunidad ya sabremos de ante mano si perseguirla o no. Después hay que escuchar siempre, estar pendientes, oír todo y a todos, aprender de todos los que nos rodean, tener la mente abierta para recibir buena información; todo está ahí, es cuestión de escuchar.

¿Ustedes qué opinan?

Feliz fin de semana y a escuchar el universo.

Algo que me pidieron…

 

El pedido curioso que me hiciste

Me sostiene en un vilo sorpresivo

Cumplir con este reto es muy esquivo

Y difícil escribir lo que pediste

 

Sé que tortuoso puede ser definirte

Y  no sé si podré ser efectivo

Pues oculto persiste tu motivo

En tu mente que es templo y escondite

 

Feliz, de buen humor, siempre sonriente

Fuerte, recto tu espíritu lo siento

Y tu verso sencillo y elocuente

 

Todos pueden decir que no te miento

Si menciono que eres, felizmente

Un  ser lleno de puro sentimiento

 

 

Tus besos.

Te beso para saber cómo es tu alma

Te beso para saber cómo es tu amor

Para poner en marcha mi existencia

Y para echar a andar el corazón.

 

Te beso y te transporto hasta mi mundo

Me besas y me llevas donde estás

Y en un beso tomados de la mano

Nos vamos a besar a otro lugar

 

Te beso cuando estamos separados

Y la gente se pierde entre la brisa

La misma que te toca y te acaricia

Manteniéndonos siempre enamorados

 

Te beso y me parece que no existo

Que somos dos viviendo en un abrazo

Que la vida se funde en un pedazo

De boca, de ansiedad y de pasión

Que al filo del deseo y la razón

Jugamos con hacernos el amor

Mientras eternamente nos besamos

Vivir la vida.

¿Te has preguntado por qué hay días en los cuales el tiempo se nos pasa sin darnos cuenta y en los que sentimos que no hemos hecho todo lo que queríamos?

¿Te has sentido viviendo en ¨piloto automático¨ sin tomar el verdadero control de lo que haces?

En uno de esos días en los cuales el estrés solía subir a niveles críticos debido a toda la presión del trabajo, me sucedió que llegando a casa tarde en la noche, me encontré abriendo la puerta del carro sin haberme dado cuenta en qué momento había conducido desde la oficina. Era un viaje de 17 minutos sin tráfico y en esa casi madrugada no quedaban muchos autos en la calle. Me detuve por un minuto y me quedé sentado en la silla mientras trataba de recordar lo que había hecho para llegar a casa: las curvas que tomé, los semáforos en los que debí haberme detenido y las personas que deben haberme visto sin que yo me percatara que existían. Definitivamente tuve que haber visto todo pero  no me detuve a observar.

Sentí pánico por unos instantes pero esa experiencia me sirvió para entender que en la vida nada de lo que uno no se detenga a observar, cobra relevancia, por lo tanto, si nos pasamos la vida en piloto automático, jamás podremos concluir que hicimos con ella o en ella.

En estos tiempos cuando decimos que el tiempo vuela o que no nos alcanza, nos pasamos las horas enfrascados en pequeños detalles, cerrando pendientes irrelevantes y ocupándonos con el objetivo de no sentir que no hacemos nada, pero la realidad es que no estamos haciendo todo lo que deberíamos hacer por nosotros.

Así cómo yo conduje sin darme cuenta, así mismo muchos de nosotros dejamos pasar la vida sin dedicarnos a vivirla. Sucede que encontramos varias excusas:

  1. Vivimos lo sueños de los demás
  2. Nos encerramos en el trabajo
  3. Esperamos la oportunidad que nos vuelva millonarios
  4. Nos da miedo arriesgar

Es importante vivir la vida con intensidad, con pasión, dando todo de sí mismos. Todo lo que hagamos a medias no dará frutos, todo lo que hagamos con toda nuestra energía, redundará necesariamente en cosas maravillosas.

Hay algo en lo que creo totalmente: a veces uno tiene que perderse para encontrarse. Tiene que estar sin trabajo para retomar ese proyecto para el que nunca tuvo tiempo;  tiene que dejar una relación complicada para vivir una que lo llene, a veces uno tiene que dejar de decir que tiene un millón de cosas por hacer y dedicarse a hacer aquellas que son realmente importantes. A veces uno tiene que dejar de hacer las cosas en las que se es bueno, para dedicarse a hacer aquellas en las que se es realmente excelente.

Tengo muchas personas a mi lado  que hoy son los mejores en lo que hacen, que emprenden sus propias empresas, que crean aplicaciones, que son líderes en ventas, que enseñan, que crecen, que se superan, que se hacen más fuertes, que viven. A todos ellos la vida les dio un pequeño empujón y los puso a prueba; creo que en ese momento sintieron que no era justo, pero hoy estoy seguro que saben que fue lo mejor que les pudo haber pasado. También tengo amigos que después de situaciones terribles se levantaron y se recuperaron o luchan a pulso por recuperarse. A todos ellos los admiro porque viven con pasión, porque cayeron pero se levantaron, porque salieron un asalto más.

A propósito de asaltos. En 1975 Joe Frazier y Muhammad Ali protagonizaron unas de las peleas más memorables en la historia del boxeo. Yo, sin ser un fanático de este deporte, encuentro un mensaje poderoso detrás de esa historia. A mitad de la pelea Ali se acercó a su esquina después de terminar el asalto y le dijo a su entrenador que no podía más, que tirara la toalla. Su entrenador, el legendario Angelo Dundee, le pidió que volviera al cuadrilátero y peleara uno más. Ali aceptó. Esta escena se repitió una y otra vez hasta que antes de salir para el último y definitivo, Ali ya sin fuerzas, le dijo a su entrenador que no iba a salir. Angelo le dijo lo siguiente: ¨sólo te pido un favor, camina hasta el centro del cuadrilátero y veamos qué sucede¨. Como pudo, Ali se incorporó tan sólo para darse cuenta que su rival no se levantaría de su silla. Después de coronarse ganador, Ali pronunciaría una frase lapidaria: ¨Nunca había estado tan cerca de la muerte.¨

Vivir la vida es una frase simple, casi obvia, pero representa eso que todos debemos hacer: expresar con pasión nuestra humanidad en cada segundo, en cada aliento, eso es vivir; no te quedes con la definición de diccionario que dice que vivir es existir. Dale sentido a tu tiempo en este mundo y vive.

Todo lo mejor en este fin de semana

Luis

Gracias a:

http://www.elheraldo.co/deportes/pelea-ali-vs-frazier-la-mas-memorable-en-la-historia-del-boxeo-19195

https://www.taringa.net/post/deportes/9988928/Muhammad-Ali-Vs-Joe-Frazier.html

desmotivaciones.es

Felipe Terán por enviarme un video de Juan Tonelli (https://youtu.be/nOvJ_FjOtWc)

Aprender.

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Vivir es un constante aprendizaje; el día en que dejamos de aprender también empezamos a morir.

 

La palabra Aprender proviene del latín Aprehendere, la cual está relacionada con la acción de perseguir y atrapar algo; en efecto, aprender implica adquirir conocimiento y fijarlo en nuestra mente, dicho conocimiento puede venir de los métodos de enseñanza tradicionales que vemos durante nuestra vida pero también obtenemos conocimiento de nuestras relaciones, experiencias y de todo aquello a lo que nuestra mente dedique su atención. Este último punto es vital, debemos estar predispuestos a aprender, debemos querer hacerlo. Si bien es cierto que es factible captar conocimiento sin estar concentrado – el cerebro registra miles de imágenes y sonidos que eventualmente hacen parte de nuestra base de datos aún si prestar atención- es también cierto que cuando estamos atentos, cuando estamos motivados, el proceso cognitivo se fortalece.

 

Desde muy pequeño entendí que me era fácil recordar cosas; con sólo prestar atención en clase tenía el 80% de mis exámenes resueltos así que no llevaba cuadernos, no tomaba notas excepto para aquellas cosas que llamaban poderosamente mi atención. Esto no siempre funcionó, la memoria no siempre me ayudó en la escuela y mucho menos en la universidad, las matemáticas por ejemplo, eran un área en la cual mis habilidades innatas no servían de mucho. Mientras que mi cerebro llevaba en piloto automático materias como filosofía, historia, español y ciencias con los números era otra cosa. Para resumirlo en una corta anécdota, pasé trigonometría gracias a que le doné sangre a mi profesora en cierta oportunidad que estuvo hospitalizada. De no ser por mi grupo sanguíneo hubiera habilitado seguramente.

 

Con el tiempo empecé a trabajar en las cosas que no tenía, usaba la memoria pero desarrollé mecanismos de aprendizaje adicionales.

  1. Cuando me costaba aprender algo, lo escribía
  2. Si aún no se fijaba intentaba explicárselo a alguien más (enseñar es la mejor manera de aprender)
  3. También me organicé un poco; confiar en la memoria hace que no tomes notas ni guardes compromisos, normalmente esto no es un problema cuando estudias, pero se hace relevante en tu trabajo.

El punto es que todos tenemos habilidades que nos hacen especiales y todos podemos hacer más con ellas, nuestra tarea es continuar aprendiendo, no sólo trayendo conocimiento sino entendiendo más de nosotros mismos, mejorando, creciendo como seres humanos.

Para mí el éxito de aprender algo radica en estar motivados, en tener nuestra mente abierta. Los niños absorben todo como esponjitas porque están ávidos de información, no tienen miedo a preguntar o a experimentar; a medida que crecemos llenamos nuestro disco duro con cosas que no necesariamente sirven, como prejuicios, temores, resentimientos, preconceptos entre otros, todo esto sólo bloquea nuestra capacidad de ver cosas nuevas, nos hace resistentes al cambio y nos detiene.

¿Por qué es tan sencillo aprender algo cuando de verdad nos interesa?

Mi hija, por ejemplo,  es capaz de leer un libro de 600 páginas en una tarde cuando el tema le llama la atención y uno de 100 en tres semanas cuando no le atrae. La motivación es clave, pero si bien no todo logra atraernos, podemos hacer el proceso de aprendizaje de esas cosas más llevadero con sólo tener una actitud abierta. ¿Cuántas veces nos deleitamos con un plato nuevo que al principio no queríamos probar? O ¿cuántas veces fuimos a ver una película sólo por acompañar a alguien y terminó fascinándonos? Nos privamos de cosas agradables sin siquiera permitirnos experimentarlas.

 

Finalmente hay dos conceptos que me gustaría tocar rápidamente. El primero es el coeficiente intelectual (CI). El CI es, una medida del rasgo de inteligencia que todos tenemos en menor o mayor grado en comparación con otros y no se debe confundir con inteligencia. La inteligencia es ¨el conjunto de las habilidades cognitivas o intelectuales necesarias para obtener conocimientos y utilizar esos conocimientos de forma correcta con el fin de resolver problemas que tengan un objetivo y una meta bien descritos¨ (Resing y Drenth 2007).

 

Mientras que el CI es una referencia que en su resultado varía, esto es, puede ser mayor o menor que el de otro individuo o población, la inteligencia es un concepto abierto y relacionado a varias áreas, (lógica, espacial, musical, emocional etc.) por lo tanto no es tan fácil de comparar, no es fija y puede crecer con el tiempo. ¿Cómo se hace esto último? Hay maneras de ejercitar la mente: intenten con Lumosity por ejemplo, que es una aplicación que desarrolla diferentes áreas como la memoria, atención, resolución de problemas, flexibilidad, velocidad y lenguaje. Con diferentes ejercicios podemos no sólo ejercitarla sino mejorar en cada uno de estos aspectos.

 

El aprendizaje es entonces un proceso integral, está relacionado con todas y cada una de las experiencias que vivimos a diario; la inteligencia es nuestra herramienta para aprender y casi que como un músculo, podemos hacer que crezca y fortalecerla.

 

¿Qué estás aprendiendo el día de hoy?

 

Todo lo mejor,

 

Luis

 

 

 

Bibliografía y lecturas recomendadas

http://www.conceptodefinicion.de

www.ellosviven.worldpress.com

www.123test.es

www.significados.com

www.lumosity.com

 

!Celebrar la vida!

Celebrar la vida.

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Hace poco tuve la oportunidad de escuchar unas palabras con un mensaje simple pero poderoso, quizás porque en lo simple habita la belleza, porque aquel que es capaz de pasar su mensaje libre de ambigüedades logra tocar nuestras fibras y en este caso, el mensaje era fundamental, sencillo pero muy importante.

Se trataba de recordar a alguien que no está más con nosotros, pero en lugar de recordar la muerte, el propósito fue celebrar la vida y las palabras que precedieron la ceremonia estaban cargadas de una verdad tan evidente, que al oírlas se hacía obvio lo que había que hacer, nos sorprendía la claridad pero más lo hacía el hecho de que estábamos entendiendo que  la mayoría de nosotros pasamos nuestras vidas preocupados por cosas sin importancia y nos olvidamos de vivir; nos creamos problemas y angustias y se nos pasa el tiempo tratando de resolverlos, estábamos escuchando algo que ya sabemos pero que no por ser obvio sea algo que pongamos en práctica.

Quiero compartir algunos apartes del mensaje:

¨… Porque es un privilegio tener vida, y no la desperdiciemos preocupándonos, entristeciéndonos, enojados, no la desperdiciemos, la vida es muy corta. Si mañana morimos, ¿qué huella vamos a dejar? Personalmente, lo que yo recuerdo de mi mamá son sus abrazos, sus sonrisas, las noches que pasamos picando todo cuando hacíamos algún almuerzo … son esas cositas que uno recuerda, son los abrazos, son las sonrisas, son los momentos bonitos. Uno no recuerda la ropa, no recuerda las casas, uno no recuerda nada (de eso), si a Uds. Ya a todos se les murió alguien yo creo que me dan la razón; lo que uno recuerda son los momentos verdaderos, es el amor compartido, son las sonrisas.

Entonces, pienso que… aprovechemos que tenemos el privilegio de vivir para disfrutar la vida, aquí vinimos a ser felices, estoy seguro que el dios que tenemos, el creador de tanta sabiduría  no nos trajo a este mundo a sufrir; ¡entonces si podemos! Si podemos ser felices independiente (mente) de nuestras circunstancias, estoy completamente segura.

¿Quién dijo que uno tiene que solucionar todos sus problemas para ser feliz? ¡No! Podemos ser felices con todos los problemas que tengamos, pero no es fácil, hay que trabajar. Entonces, mi invitación es a que…aprovechemos esta vida, a que… sí toca duro, pero sí se puede salir de tristezas, depresiones, preocupaciones y disfrutar, admiremos la belleza, conectemos con lo que sí tenemos… Entonces, esa es la invitación que les hago hoy, los quiero mucho y gracias por venir.¨

Los aplausos irrumpieron callando una guitarra que tímida acompañaba de fondo las palabras y todos de alguna manera asintieron dentro de sí mismos.

Mi reflexión, lo que me queda muy dentro es que la vida es corta y nuestra única tarea debe ser vivir, disfrutar de los que nos rodean, aprovecharlos al máximo, no dejar de decirles que los amamos, no dejar de abrazarlos, no esperar al después porque quizás nunca llegue. No hay que dejar los reconocimientos ni los besos para cuando la muerte llega porque entonces ya no tendrán sentido, se volverán monumentos huecos al recuerdo; es mejor cultivar memorias, nutrirse de esos momentos valiosos que nacen en abrazos interminables, en miradas a los ojos sin hablar, en apretones de mano que gritan sin palabras lo que sentimos. Usen cada segundo para celebrar la vida, cada respiración para sentir y hacer sentir a la gente que amas, justamente eso: que los amas. No te quedes con nada, no te guardes, sal a darlo todo, el riesgo es vivir y a eso vinimos.

¿Cómo celebran la vida?

Todo lo mejor y celebren la vida.

Luis

Época de cierres y resoluciones.

El reloj parece acelerar su paso en un vertiginoso recorrido hacia el fin de año; Los balances, las memorias, los asuntos pendientes se agolpan en nuestra mente tratando de ponerse al día en una sesión extraordinaria justo antes de trazar las nuevas metas. Está en nuestra naturaleza: el cambio es inherente a nuestra esencia, nuestra mente está preparada para él y las últimas horas del calendario sugieren una oportunidad apropiada para hacerlo.  Si bien es cierto que   ¨cualquier día puede representar un nuevo ciclo mientras haya un propósito de cambio¨ -cómo escribiría acertadamente  alguien muy cercano a mí hace unos días- la atmosfera cargada de nostalgia y necesidad de cierres que viene con el final de Diciembre nos predispone e incita a ello.

Para mí 2016 fue un año valioso, definitivo y lleno de altibajos; en mi trabajo expuse mi cuerpo y mi mente a niveles de presión que nunca antes enfrenté, físicamente soporté el cansancio de viajes pesados e interminables y mentalmente viajé en una montaña rusa frenética en la que tuve que ponerme a prueba una y otra vez. Con esta combinación de factores dejé de hacer algunas cosas que son vitales en mi vida diaria como  correr en las mañanas; eso le quitó ese espacio a mi mente que usa para purgarse de los demonios y tirar sus cables a tierra. Sin embargo fue valioso, tomé decisiones importantes y con ellas renové sueños y catalicé la persecución de una de mis pasiones dejadas de lado por mucho tiempo.

Fue un año en el que no cumplí lo que me prometí a mí mismo y en el que quedaron temas pendientes, sobre todo en la parte emocional; son temas sobre los cuales mi mente aún delibera sin llegar a una conclusión; fue un año de trabajo arduo en todo sentido. Procuré llenarme de experiencias, viví de cerca emociones que me apasionan en su máxima expresión, llevé mi mente a fronteras inexploradas, me alimenté con meditaciones profundas rodeado de árboles centenarios y me quedó espacio para encontrarme con la ciudad donde nací, tarea que me debía desde hace mucho tiempo.

A un par de días de cerrar este año y empezar uno nuevo, también es momento de hacer planes, de plantearse objetivos. Trazarse objetivos es vital porque ellos le dan el norte a nuestra mente, nos ayudan a priorizar, a enfocar esfuerzos y a definir nuestras acciones. Sin una estrategia apropiada nos dedicamos a divagar por el tiempo, a navegar en alta mar sin tener claro si sólo viajamos en círculos.

Para hacerlo el primer paso es definir qué queremos, esto es el qué. Se trata de bosquejar una visión general de nuestras prioridades: cuidar mi salud, mejorar mis finanzas, cambiar de trabajo o consolidar un proyecto, son algunos ejemplos de cosas que queremos, vistas desde los treinta mil pies de altura. Después debemos definir una estrategia, esto es el cómo. Cada acción que definamos más adelante deberá estar alineada con nuestra estrategia, cada paso que demos deberá responder a un principio superior de manera que aún sin pensarlo demasiado,  estemos en cada meta lograda acercándonos más a nuestros objetivos.

El paso final es justamente definir las acciones; estas deben ser específicas delimitadas en tiempo y deben tener un propósito claro. Con cada acción se sube un escalón y con cada piso escalado nos acercamos más a nuestro objetivo y con ellos a la meta final. Como Eckermann escribió hace unos años: ¨que cada paso sea una meta sin que deje de ser un paso¨.

Mis objetivos ya están definidos, y si aún no tienen los suyos todavía tienen tiempo de trabajar en ellos. No hay nada pequeño o muy grande que no pueda ir en la lista y lo mejor es que van a ver que la mente trabaja de manera integral y que en el proceso de cumplir sus metas, todo se alinea para que lo logren, cada célula del cuerpo se avoca al objetivo común y hasta los demás se unirán en la carrera por hacer que lo consigan.

Quiero compartir con Uds. Una pequeña historia personal sobre objetivos y resoluciones. Hace seis años empecé a correr y hace cuatro decidí hacer mi primera media maratón, un reto importante para alguien que encontraba inmensamente aburrido pasar siquiera quince minutos de su vida corriendo, sin contar el exceso de peso. Durante cuatro meses me preparé cada día encontrándome con mi despertador cuando el sol aún no salía, con lluvia, sol o viento nunca falté a una práctica, quité algunas cosas inservibles de mi dieta, reduje mis salidas de fin de semana y brindé menos con Malbec. Al comienzo la cama parecía no querer dejar que me pusiera de pie y una vez arriba, mi propia mente me jugaba sucio para que no fuera, para que descansara un poco más, para que me diera un tiempo libre. Sin embargo a medida que pasaban los días y mi propia mente creaba hábitos, se hacía más fácil levantarme, vestirme y empezar a correr: se hacía parte de mi rutina, ¡divertido! Esa es la belleza de los hábitos. El día de la carrera llegó y yo estaba listo, tenía el estómago revuelto y el temblor en las piernas del que sabe lo que le espera, pero tenía la determinación mental forjada por días de trabajo duro en mi voluntad. Dos horas más tarde, con un grito que saliera del propio centro de mi cuerpo, crucé la meta después de algo más de veintiún kilómetros. Exhausto, satisfecho pero vencedor de mis propios temores.

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Para mí fue una experiencia enriquecedora. Me permitió reforzar mi confianza y aprender que todo es posible. Por eso trazarse objetivos es crucial, algunos de ellos podrán atemorizarte pero eso no implica que no debamos hacerlo. Lo importante es seguir evolucionando, creciendo, arreglando lo que haga falta y haciendo mejores versiones de nosotros mismos. Justamente hace poco leí varios mensajes de algunos de Uds. Que decían que la acción cura el miedo o que si tenemos temor de hacer algo, lo hiciéramos temerosos pero igual lo hiciéramos. Me pareció importante compartirlos porque lo peor que puede pasarnos es quedarnos estáticos; no nacimos para eso, nuestra mente está hecha para mudar, para crecer, para mejorar.

No importa si el cambio nos intriga y nos intimida, la adrenalina viene justamente de las alarmas del cuerpo, no importa si el reto se ve monumental, en pequeños objetivos cualquier meta es virtualmente alcanzable. Así que anímense, escriban sus resoluciones, compártanlas, evalúen cada tanto su progreso y tomen acción, pero actúen. Estructuren sus deseos, la mente hará el resto.

Espero que hayan tenido un maravilloso 2016 y que en el próximo año se den a sí mismos y a los que aman, ¡todo lo mejor!

Luis

Amigos

Amigos

La familia está contigo desde que naces, te cuidan, te apoyan, te critican, te molestas con ellos pero al final del día hacen parte de esa carpa gigante e invisible que te cobija, que te da tu identidad más básica y que te acompaña. Pero ya hablaremos de la familia en algún momento, hoy quiero escribir de algunas personas que pudiendo ser o no parte de ella, se vuelven tan importantes en tu vida que aprendes a quererlos como si lo fueran; están en una posición privilegiada porque son imparciales, te pueden criticar con rigidez o apoyar a morir, te conocen perfectamente porque no tienes barreras con ellos y están en las buenas y en las malas; son pocos, son incondicionales, son tus mejores amigos.

Quizás suene incoherente hablar de ¨mejores amigos¨ porque mejor debe ser sólo uno, pero normalmente tenemos un grupo de amigos a los que queremos y de los que te cuesta elegir sólo uno.

Dicen que los amigos se sienten y se ven en las situaciones más difíciles de la vida, que en las buenas todos están pero que en las malas sólo los buenos se quedan, que conocemos muchas personas pero que amigos son muy pocos. Todo esto es de alguna manera correcto. En medio de esta vida de gitano que a veces tenemos los que por cuestiones de trabajo nos mudamos constantemente, aparecen personas que se vuelven como nuestra familia fuera de la familia. Personas con la que compartimos cenas, fiestas, momentos felices y momentos duros también, son aquellos que siempre son bienvenidos en casa, que nos llena de alegría recibir o visitar, que cargamos y cuidamos sus hijos como si fueran nuestros, que aprendemos a extrañar y que nunca dejamos de saludar así sea esporádicamente.

Yo tengo que reconocer que no soy el más grato de los amigos. En ese proceso de adaptación, de cierres y comienzos constantes por los que he pasado, he aprendido a cerrar ciclos y con ellos me despido de la gente con la que convivo diariamente y a veces de manera definitiva. Se quedan sin embargo en mi memoria varios nombres de aquellos con los que he compartido en familia, los que me recibieron en sus casas y me hicieron sentir como en la mía, de aquellos con los que compartí mi pasión por la música hasta la madrugada, o con los que hacían que el trabajo fuera un placer, con los que cocinamos las recetas más simples o los asados más  deliciosos o con aquellos que aún hoy llamo compadres o hermanos.

¿Qué hace que el ser humano y en este caso la mente busque esa amistad incondicional, deposite la confianza y cree confidentes en otras personas?

Mi sicóloga y hermana de cabecera me contaba lo siguiente:

¨Necesitamos de un espejo donde al mirarnos nos identifiquemos pero a la vez nos reflejemos y nos confronten sin el juicio filial moral¨

¨Entre los amigos existe un amor fraternal, filial también, pero hay ciertas permisividades, complicidades y una desfachatez implícita que hace que  por más confianza que tengamos con la familia no logremos desnudar el alma de la misma forma que lo hacemos con los amigos¨

Nuestra mente crea lazos muy fuertes con ellos que pueden durar toda una vida, nos pueden sostener, guiar, complementar o simplemente acompañar, pero es definitivo que como seres humanos, funcionamos mejor en sociedad y que dentro de ella los amigos sean una parte importante de nuestro día a día.

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¡Esta es una época muy especial!

La Navidad no es sólo una fecha para mí, es una época; encierra los sentimientos más hermosos y las nostalgias más profundas y nos trae con igual intensidad la esperanza, el amor familiar y el de los amigos. Es una época para agradecer, para celebrar, para compartir, para ser mejores.

En estas fiestas, a todos aquellos que hacen parte de mi vida, en dónde se encuentren, mi más sentido abrazo cargado de amor y agradecimiento y todos mis mejores deseos para que sólo haya, paz, amor, salud y felicidad en sus vidas.

¡Feliz Navidad!