Amigos
La familia está contigo desde que naces, te cuidan, te apoyan, te critican, te molestas con ellos pero al final del día hacen parte de esa carpa gigante e invisible que te cobija, que te da tu identidad más básica y que te acompaña. Pero ya hablaremos de la familia en algún momento, hoy quiero escribir de algunas personas que pudiendo ser o no parte de ella, se vuelven tan importantes en tu vida que aprendes a quererlos como si lo fueran; están en una posición privilegiada porque son imparciales, te pueden criticar con rigidez o apoyar a morir, te conocen perfectamente porque no tienes barreras con ellos y están en las buenas y en las malas; son pocos, son incondicionales, son tus mejores amigos.
Quizás suene incoherente hablar de ¨mejores amigos¨ porque mejor debe ser sólo uno, pero normalmente tenemos un grupo de amigos a los que queremos y de los que te cuesta elegir sólo uno.
Dicen que los amigos se sienten y se ven en las situaciones más difíciles de la vida, que en las buenas todos están pero que en las malas sólo los buenos se quedan, que conocemos muchas personas pero que amigos son muy pocos. Todo esto es de alguna manera correcto. En medio de esta vida de gitano que a veces tenemos los que por cuestiones de trabajo nos mudamos constantemente, aparecen personas que se vuelven como nuestra familia fuera de la familia. Personas con la que compartimos cenas, fiestas, momentos felices y momentos duros también, son aquellos que siempre son bienvenidos en casa, que nos llena de alegría recibir o visitar, que cargamos y cuidamos sus hijos como si fueran nuestros, que aprendemos a extrañar y que nunca dejamos de saludar así sea esporádicamente.
Yo tengo que reconocer que no soy el más grato de los amigos. En ese proceso de adaptación, de cierres y comienzos constantes por los que he pasado, he aprendido a cerrar ciclos y con ellos me despido de la gente con la que convivo diariamente y a veces de manera definitiva. Se quedan sin embargo en mi memoria varios nombres de aquellos con los que he compartido en familia, los que me recibieron en sus casas y me hicieron sentir como en la mía, de aquellos con los que compartí mi pasión por la música hasta la madrugada, o con los que hacían que el trabajo fuera un placer, con los que cocinamos las recetas más simples o los asados más deliciosos o con aquellos que aún hoy llamo compadres o hermanos.
¿Qué hace que el ser humano y en este caso la mente busque esa amistad incondicional, deposite la confianza y cree confidentes en otras personas?
Mi sicóloga y hermana de cabecera me contaba lo siguiente:
¨Necesitamos de un espejo donde al mirarnos nos identifiquemos pero a la vez nos reflejemos y nos confronten sin el juicio filial moral¨
¨Entre los amigos existe un amor fraternal, filial también, pero hay ciertas permisividades, complicidades y una desfachatez implícita que hace que por más confianza que tengamos con la familia no logremos desnudar el alma de la misma forma que lo hacemos con los amigos¨
Nuestra mente crea lazos muy fuertes con ellos que pueden durar toda una vida, nos pueden sostener, guiar, complementar o simplemente acompañar, pero es definitivo que como seres humanos, funcionamos mejor en sociedad y que dentro de ella los amigos sean una parte importante de nuestro día a día.
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¡Esta es una época muy especial!
La Navidad no es sólo una fecha para mí, es una época; encierra los sentimientos más hermosos y las nostalgias más profundas y nos trae con igual intensidad la esperanza, el amor familiar y el de los amigos. Es una época para agradecer, para celebrar, para compartir, para ser mejores.
En estas fiestas, a todos aquellos que hacen parte de mi vida, en dónde se encuentren, mi más sentido abrazo cargado de amor y agradecimiento y todos mis mejores deseos para que sólo haya, paz, amor, salud y felicidad en sus vidas.
¡Feliz Navidad!